En el nombre del padre

Caras nuevas

Caras nuevas pueden verse por los pasillos y en los ascensores de los ministerios. Muchos se van y algunos llegan. Porque la ola de despidos no es lo único que sucede en el Estado Nacional, también están llegando los que vienen a implementar las nuevas políticas públicas que, como es natural, serán llevadas adelante por la nueva gestión.

CEOcracia fue el concepto que muchos utilizaron para explicar el nombramiento de funcionarios provenientes de las gerencias de las empresas en la administración nacional. Así fue que al principio de estos últimos meses vimos cómo se ponía al frente del Ministerio de Energía a los directivos de las empresas del sector de los hidrocarburos, asistimos al nombramiento en las carteras de la gestión económica a representantes del mundo financiero y la lista podría continuar.

Pues en las áreas de gestión de las políticas sociales la cosa no es muy diferente. No sorprendió cuando se anunció al frente del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación a Carolina Stanley. La hija del banquero Guillermo Stanley, era la ministra de la cartera en la Ciudad durante la última gestión y tiene una larga trayectoria en los círculos PRO: supo ser diputada de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires entre 2009 y 2011; directora general de Fortalecimiento de la Sociedad Civil del Ministerio de Desarrollo de la Ciudad durante dos años (2007 y 2009), cuando la UCEP hacía de las suyas por las calles porteñas; y antes se desempeñaba como directora ejecutiva de la Fundación Grupo Sophia, ese semillero de cuadros del PRO que fue fundado por Horacio Rodríguez Larreta y de donde salieron entre otros la actual gobernadora de la provincia de Buenos Aires.

La novedad en este caso fue la designación de Gabriel Castelli como virtual vice ministro de Desarrollo Social (es en realidad Secretario de Coordinación de la cartera). Un primer golpe de vista al caso permite observar que Castelli viene de una dilatada carrera empresarial, su nombre se asocia rápidamente con la cadena de farmacias Farmacity. De una mirada más profunda resalta que Castelli fue hasta el año pasado el presidente de la principal institución de carácter social de la Iglesia Católica, Caritas. Será tal vez esta la razón por la cual lo trabajadores del ministerio de las caras de Eva Perón comenzaron a notar la presencia en la cola de los ascensores de hombres de hábito y portafolios. Una escena no tan habitual hace algún tiempo atrás.

De hecho, en su artículo publicado en el diario Clarín el 14 de diciembre del año pasado, Sergio Rubin, el periodista de asuntos religiosos del diario y biógrafo del Papa Francisco cuando era conocido como Jorge Bergoglio, definió la designación de Castelli un “gesto hacia la Iglesia”.

Fue Rubin también el que informó en otro artículo publicado por Clarín el 5 de abril de este año, que la Iglesia le pidió a la ministra Stanley “un sistema que incluya a todos”. El pedido se dio en el marco de la Comisión Nacional de Justicia y Paz (CNJP), que depende de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) y que el mismo Castelli presidió hasta el año pasado. La preocupación de la Iglesia está fundada en el estudio de la Universidad Católica Argentina que dice que durante los últimos meses la pobreza creció en 1,4 millones de personas y que 350 mil personas más cayeron en la indigencia. El pedido de la Comisión se hizo durante el encuentro del Foro de Habitantes a Ciudadanos que se realizó en la sede de la CEA del que participan organizaciones como la Sociedad Rural Argentina, la Unión Industrial Argentina, la Asociación de Bancos, la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresas y las dos CGT entre otras.

Cambios en el lenguaje

El lenguaje define nuestra manera de entender la realidad. Es a través de las palabras que las personas construimos la percepción que tenemos de las cosas. Estas afirmaciones se aplican en todos los ámbitos de la vida humana, desde las cuestiones individuales hasta las colectivas. Tal vez un análisis a nivel de las palabras sirva para explicar lo que a priori es una percepción: el cambio de modelo de las políticas sociales.

La percepción tiene que ver con que todavía no queda del todo claro cuál va a ser el papel que jugará la cartera social en este contexto de aumento de la pobreza. Se sabe que el gobierno persigue el objetivo de la Pobreza Cero, pero cómo pretende llevarlo a cabo todavía es una incógnita, sobre todo a la luz de los despidos masivos y otras tantas medidas económicas tomadas en estos meses.

Durante su intervención en el Foro de Habitantes a Ciudadanos la ministra Stanley criticó el esquema de políticas sociales que se venía implementando hasta el inicio de su gestión acusándolo de asistencialista, y dijo que hay que pasar a un modelo de “protección social”. Los todavía memoriosos recordarán que la gestión que se fue del ministerio solía hablar de “organización social”. La diferencia parece estar entre un modelo de estado “protector” de las personas y otro “promotor” de sus acciones

Sin embargo hay un término compartido: el de las “redes”. Una gran red de cooperativas era, hasta hace poco, proveedora del Estado Nacional. Sólo el Ministerio de Desarrollo Social compraba y repartía todos los años un millón de guardapolvos confeccionados por cooperativas textiles. De la misma manera, el Ministerio de Educación compraba juguetes a estos proveedores que repartía entre los niños y niñas con menos posibilidad de acceso. Esta red fue tejida durante años. Hoy Stanley cual Penélope (que por la noche destejía lo que durante el día había hecho) dio por terminada esta red asociativa que proveía al estado al anunciarles que ya no compraría más su producción y que ahora deberán encontrar la manera de insertarse en el ámbito privado.

Mientras que antes las políticas de intervención en el territorio eran llevadas adelante mediante las “organizaciones sociales”, hoy en el foro convocado por la Iglesia Católica se escucha hablar de “asociaciones civiles”, ONG para ser más claros. Fue mediante “organizaciones sociales” que se llevaron adelante proyectos muy ambiciosos de construcción de viviendas, por ejemplo. Sin embargo, hoy los trabajadores del ministerio ven por televisión como se convoca la “ayuda” ciudadana para los inundados coordinada por las ONG, que en muchos casos pertenecen a funcionarios del actual gobierno. Y milagro Sala sigue presa.

Finalmente, el concepto de “habitante al ciudadano” que se expresa en el foro convocado por la Iglesia Católica Argentina, parece colisionar con lo que el Papa Francisco expresa hoy pero ya decía durante su época como Jorge Bergoglio, Arzobispo de Buenos Aires y Primado de la Argentina. En aquel entonces, durante la XIII Jornada de Pastoral Social, el que hoy es Papa redactó un documento muy interesante que se llamó “Hacia un bicentenario en justicia y solidaridad 2010-2016. Nosotros como ciudadanos, nosotros como pueblo”. Allí, el Papa dice que la categoría de “ciudadano” es un término lógico. Se asocia al imperio de la razón, al individualismo y el consumismo como marcas de época. Reconoce que el de “pueblo” es un término de carácter histórico y mítico, que construye una visión colectiva de la sociedad. La convocatoria en aquel entonces se tituló “Nosotros como Ciudadanos, Nosotros como Pueblo”; “como ciudadanos en el seno de un pueblo”.

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Lisandro Farías

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