Aquella frase que consagró Bill Clinton en la década de los ´90 bien puede aplicarse para interpretar la actualidad política argentina, porque efectivamente la ex presidenta continúa siendo el factor explicativo del presente y por sobre todo del futuro electoral.
Para algunos, la llave para recuperar el poder; para otros, el impedimento para construir una alternativa de gobierno; y para los restantes, la clave para mantenerse más allá del 2019. En última instancia, además de la impredecible economía, Cristina Fernández continúa siendo la variable determinante del horizonte político institucional.
Con una economía que no encuentra su rumbo y que promete un mayor deterioro en los próximos meses, el gobierno solo tiene en la polarización con el kirchnerismo el instrumento de gobernabilidad que le permite solidificar un relato que moviliza a un sector de la sociedad que, sin ser mayoritario, lo ubica como la primera minoría dentro de una sociedad de tercios.
Es que a un año de las primarias del 2019, en la oposición solo alumbra el liderazgo inconmovible de Cristina Fernández. En este sentido, la operación judicial de Bonadío no hizo más que reforzar la figura de la senadora, al tiempo que anuló cualquier atisbo de reconstrucción del peronismo hoy paralizado por nuevas revelaciones que amenazan tanto a intendentes como a ex mandatarios provinciales, pasajeros estos últimos de un barco parlamentario a la deriva que timonea sin suerte Miguel Ángel Pichetto.
El duelo dialéctico que animaron días atrás en la cámara alta el rionegrino y CFK -lo más atractivo del debate político en los últimos tiempos-, buscado o no por la ex presidenta, terminó por exponer públicamente no solo la fragilidad política de Pichetto, sino que sentenció el futuro de la bancada de Argentina Federal, que según afirman en los pasillos del congreso terminará por quebrarse con la discusión del presupuesto 2019.
¿Cuánto tiempo más los senadores de Tucumán, San Juan, Catamarca y Tierra del Fuego seguirán alimentando las fantasías del peronismo dialoguista que tutela desde el parlamento Pichetto?
Resulta inimaginable que al calor del calendario electoral del 2019, con gobernadores justicialistas que buscarán con los votos del kirchnerismo retener sus territorios, pueda materializarse la continuidad del bloque. Al igual que la CGT intentó sin éxito ser un faro de reconstrucción partidaria, el espacio de los senadores peronistas finalizará siendo presa del liderazgo avasallador de Cristina.
Sin CFK no se puede, y con ella sola no alcanza. Parece ser una frase correcta, sin embargo, los tiempos los marcará la ex mandataria que con sus acciones terminará condicionando tanto a la oposición como al oficialismo que no imagina un 2019 sin su candidatura presidencial. Otra vez, es Cristina la clave del presente y del futuro. Negarlo es estúpido o propio de aventureros guiados más por las pasiones que por la propia realidad.