En medio de un proceso inflacionario y de recesión económica, Luis Miguel Etchevehere defendió el aumento de la carne “por lo que rinde y alimenta” en comparación a otras comidas y sostuvo que cruzando la General Paz la gente “no come lomo”. Palabras irresponsables del presidente de la Sociedad Rural en varios sentidos.
Por un lado, si bien el consumo de los cortes está directamente ligado a la posibilidad adquisitiva, cualquier persona, sea porteño, del Conurbano bonaerense o del interior del país quiere comer carnes de buena calidad. Pero, ¿estará al tanto el presidente de la Sociedad Rural Argentina del fuerte descenso del consumo en supermercados, según las cifras del Indec?
Por otro lado, este descenso en la capacidad de consumo no está limitado a sectores geográficos del país; la situación de crisis social también está presente en la ciudad. Al mismo tiempo que Etchevehere se pronunciaba sobre los hábitos gastronómicos de los porteños, se realizaron 100 ollas populares en diferentes puntos de la capital reclamando alimentos para los comedores y merenderos que atienden a miles de chicos y que, en los últimos meses, ven engrosar las listas de espera con cientos de familias porque no dan abasto.
Al mismo tiempo que Etchevehere se pronunciaba sobre los hábitos gastronómicos de los porteños, se realizaron 100 ollas populares en diferentes puntos de la capital reclamando alimentos para los comedores y merenderos que atienden a miles de chicos
Asimismo se dio a conocer un estudio de la Dirección General de Estadística y Censos porteña del que se desprende que una familia tipo que habita en la ciudad de Buenos Aires necesitó aproximadamente 13.000 pesos en junio para no caer en la pobreza, un 2,85 por ciento más que en mayo. A este paso la carne se volverá un bien de lujo y nadie podrá consumir lomo ni tampoco los cortes económicos.
La caída en los niveles de consumo se extiende y profundiza hacia distintos sectores de la economía debido a la política económica del gobierno de Mauricio Macri. Según el Indec, el poder adquisitivo va perdiendo terreno con respecto a los precios a medida que avanza el 2016; el segundo semestre, esa panacea de la que nos hablaron tanto, llegó con caída de la capacidad de compra y la contracción de las ventas en comestibles, ropa, entretenimientos, electrónica y productos de hogar.
Si bien pedirle al señor Etchevehere que comprenda la situación económica de las clases medias y en los sectores más postergados de la ciudad es absurdo; sí podemos exigirle a Rodríguez Larreta y su representación legislativa que tomen cartas en el asunto y declare la emergencia social en Buenos Aires.