Lo que en Escobar comenzó a percibirse como un mero dato político desde principio de año, esto es, la creciente debilidad de Sandro Guzmán en el distrito, se reveló una certeza al momento en que este último dejó su banca en el Congreso para retomar la cosa pública en el municipio.
Con el correr del año, y a su compás el ocaso del Frente Renovador, comenzó a surgir, con cierta timidez al principio, una pregunta que poco a poco fue ganando fuerza: ¿hay condiciones para un cambio de mando histórico en Escobar?
Ni siquiera la vuelta del jefe comunal al kirchnerismo logró acallar esta demanda. Por el contrario, ponía de manifiesto lo siguiente: la iniciativa política estaba pasando nuevamente por el FpV. Quedaba en manos de esta fuerza política, entonces, llevar a cabo los anhelos de la gran mayoría de los escobarenses.
Espacio que no venía improvisando: hacía tiempo que venía trabajando en la instalación de un candidato propio, que no tenía vínculos políticos con la dirigencia histórica del distrito (léase pattismo). Alrededor de Ariel Sujarchuk venían aglutinándose una multiplicidad de espacios, organizaciones y activistas: los unía la necesidad de una renovación política en Escobar.
El mes de junio encontraba al hombre de Alicia Kirchner con un robustecimiento que presagiaba lo que iba a suceder: la conformación de la lista de unidad. A partir de aquí, el tránsito a las PASO fue de consolidación de todo lo antedicho: ello se refleja en los sondeos de opinión hechos en el distrito: el promedio de ellos arroja que este 9 de agosto Sujarchuk cosechará aproximadamente el 45% de los votos escobarenses, doblando casi a su seguidor, Leandro Costa.
Todo este recorrido permite poner de manifiesto lo siguiente: a partir de las PASO comienza el desenlace de un largo período de la historia política de aquel distrito del norte del conurbano, que se caracterizó por la existencia de una dirigencia política que si bien poseía integrantes de distintos signo político, confluía en la necesidad del mantenimiento de este “statu quo” local que sumió al distrito en una situación de estancamiento.
Sujarchuk es consciente de ello. En más de una ocasión transmitió la idea de que “la década ganada no paso por Escobar”. Frente a ello, el 11 de diciembre se inicia otra etapa política en aquella ciudad. También es consciente de esto el líder de HACE. “Hay una etapa política que se terminó. El cambio que nosotros proponemos ya es un hecho. Venimos a Escobar a hacer a un gobierno de todos. Soy el candidato del Frente para la Victoria, pero quiero ser el intendente de todos los escobarenses”.
En otra ocasión, Sujarchuk manifestó que “voy a integrar en mi gobierno a gente de todos los sectores. El desafío es la integración”. Recientemente aseguró que «queremos aprovechar la Argentina que viene, que es la productiva. Y en ese marco, creo en la doctrina del Papa Francisco, asentada en estos tres pilares: tierra, techo y trabajo. De la misma manera, suscribo lo que señala nuestro futuro presidente, Daniel Scioli sobre las cuatro ‘I’: ideas, inversión, innovación e inclusión».
Inclusión sobre la base de la productividad, con la mirada puesta en el desarrollo: he aquí la dirección que debe darse el municipio de Escobar. En ese sentido, el FpV escobarense se sitúa en la misma senda de la consigna en boga en el país: la gran agenda del desarrollo. Prueba de ello es la inauguración, el día de hoy, del Centro Regional de Estudios Superiores de Escobar, en Ingeniero Maschwitz.
Con lo cual parece ser que el mejor intérprete de esta oportunidad para el distrito es este dirigente. Pero como los procesos políticos no son realizados por individuos extraordinarios, Sujarchuk propone “democratizar la toma de decisiones. No venimos a descubrir lo que ya se sabe: venimos a hacerlo. Cuando me preguntan quiénes integrarán mi gabinete, siempre digo que tendrán tres cualidades: honestidad, capacidad y trabajo. Que sean personas de bien que den todo por el Escobar que todos nos merecemos”.
A esto habría que agregarle una cualidad más: la energía vitalizante de la juventud. Esto le aporta el precandidato a la intendencia, de la misma manera que su primer concejal. Estamos hablando de Pablo Ramos. El valor agregado que tiene este joven dirigente de la JP-Cámpora es que tiene un ímpetu dirigido por experiencia acumulada: es edil desde hace dos años, y además dirige la oficina de ANSeS local.
Es quizás, esta figura lo que le aporta a Sujarchuk una importantísima bocanada de aire fresco al distrito, potenciando lo que ya implicaba per se su figura: el tan buscado recambio generacional en el municipio.
De esta forma, lo nuevo que se le presenta a Escobar es el desafío de impulsar una ciudad moderna. Tarea que sólo pueden llevar a cabo las nuevas generaciones de escobarenses. El tiempo y el juicio ciudadano decidirán si lo nuevo que se viene va a estar a la altura de las circunstancias. Lo que ya está sentenciado es que el FpV de Escobar tiene la voluntad de llevar a cabo esta transformación.