Sin timing y a destiempo, Macri terminó en el outlet del peronismo y cerró con Pichetto

Por Alejandro Aguero

Cristina armó el tablero electoral, y es que con su corrimiento obligó a Macri a salir de la zona de confort para disputar el centro del electorado que la postulación de Alberto Fernández puso en tensión luego de la moderación del kirchnerismo, el abroquelamiento de los gobernadores peronistas y el acuerdo con Sergio Massa que mañana se anunciará con PASO presidencial incluida.

Pichetto resultó ser el Plan C, ya que el compañero de fórmula presidencial fue rematado y rechazado primero por Juan Manuel Urtubey, luego por Ernesto Sanz para finalmente ser aceptado por el senador rionegrino.

El desafío de Cristina al ceder el encabezamiento de la fórmula en Alberto Fernández fue alambrar el panperonismo y evitar fugas de gobernadores tensionando al mismo tiempo a la pata más cercana de Alternativa Federal en cabeza del Frente Renovador.

A horas de la presentación de las alianzas los Fernández cumplieron la hoja de ruta y miran con entusiasmo como la cartografía electoral muestra fisuras del otro lado de la grieta. Es que la escasa capacidad de adaptación al nuevo escenario propuesto por CFK terminó por encerrar al oficialismo desperfilando aun más la identidad de Cambiemos y dejando un electorado suelto que será ocupado por Roberto Lavagna y Juan Manuel Urtubey.

Si la grieta y el juego de los dos extremos entre Cristina y Macri permitía el margen para el crecimiento de una tercera vía, el corrimiento de la ex presidenta empujaba la conformación de dos grandes coaliciones que tendiesen a la absorción del centro del electorado a partir de ingeniería electoral.

La presentación de las alianzas es una primera etapa en la larga travesía a octubre y Cambiemos deja un camino para recorrer a Roberto Lavagna que vuelve a cotizar y bien podría terminar acordando con Urtubey que rechaza junto al cordobesismo continuar los pasos de Pichetto.

Si lo de Alberto Fernández fue una señal proactiva para la política, lo de Pichetto se presenta a destiempo y oficia como gesto a verificarse solo luego de un eventual triunfo electoral. La epopeya tardía de la gobernabilidad en el segundo mandato.

¿Ganó el ala política de Cambiemos? Para nada, la decisión de incorporar al senador fue una respuesta torpe al salto de Massa hacia la coalición opositora. El ingreso de Pichetto a las filas de Cambiemos fue en soledad y muy lejos está de aquella figura del Plan V que imaginaba la concreción de una nueva mayoría electoral que sumase al oficialismo el peronismo Federal obligando a los gobernadores a soltarle la mano al kirchnerismo.

Macri llega con lo puesto al cierre de alianzas, y si Pichetto no suma votos genera tensión con el radicalismo y difícilmente pueda sumar una narrativa electoral que genere estímulos en el sistema político para aislar a la fórmula Fernández Fernández más Massa.

El oficialismo perdió el centro, y la gobernadora Vidal sin listas de adhesión mastica bronca contra el jefe de gabinete que llama en las redes a multiplicar a «los defensores del cambio» cargando ahora la cruz del inoxidable hombre del senado de Menem, Duhalde, Néstor y Cristina Fernández.

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