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El discurso de Cristina echó luz en las cuevas donde se operan las grandes operaciones económicas y políticas desestabilizadoras.
Con una contundente línea explicativa, la Presidenta detalló cómo se está realizando este intento de corrida cambiaria. A grandes rasgos se basa en una operación de pinzas: restricción de la oferta por parte de sojeros, y movimientos especulativos sobre la demanda. El objetivo: buscar una devaluación para licuar los convenios colectivos de trabajo que lograron con un aumento promedio del 30 por ciento.
La restricción de la oferta de divisas se realiza por medio del acopio de sojeros exportadores que están sentados sobre 27 millones de toneladas y aún a costas de sufrir grandes pérdidas patrimoniales por la caída del valor de la soja, se niegan a liquidar.
Asimismo, las operaciones sobre la demanda son un poco más sofisticadas. Desde inicios de este año, en el contado con liquidación ya se movieron 27.400 millones de dólares por medio de sociedades de bolsa que controla la Comisión Nacional de Valores, y 10.000 millones de dólares en los bancos. Esta operatoria se basa en comprar títulos que cotizan tanto en Buenos Aires como en Nueva York, comprando el activo en pesos y vendiéndolo en dólares en el exterior. El resultado, una fuga de divisas de carácter legal. En total, en 9 meses esta operatoria movilizó más de 37.400 millones de dólares (recordemos que las reservas del BCRA son aproximadamente 29.000 millones). Es decir, en 9 meses se fugó el total de las reservas del BCRA y un “vuelto” de 8.400 millones de dólares.
Mariva, la sociedad de bolsa, ha negociado 11.782 millones de dólares, el 43% del mercado del contado con liquidación correspondiente a las sociedades de bolsa (27.400 millones de dólares). Otra sociedad, Balanz Capital, operó 4.110 millones de dólares, un 15% del total de las operaciones de contado con liquidación hecho por sociedades. Entre ambas, totalizaron el 58% del volumen (15.892 millones de dólares).
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Mariva, la sociedad de bolsa, ha negociado 11.782 millones de dólares, el 43% del mercado del contado con liquidación correspondiente a las sociedades de bolsa (27.400 millones de dólares).
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Entre los bancos, que operaron en conjunto 10.000 millones de dólares, el volumen fue repartido de la siguiente manera: el Mariva 33% (3.300 millones); Macro 11% (1.100 millones) y Patagonia 10% (1.000 millones). Tres bancos explican el 54% del contado con liquidación operado por bancos en la República Argentina por el equivalente a 5.400 millones de dólares.
Adicionalmente, entre bancos hubo operaciones con información privilegiada a la hora de tener que adaptarse a las resoluciones del BCRA que bajaron el porcentaje de tenencia de moneda extranjera. Hubo bancos que filtraron la información y de esta manera generaron ganancias con información privilegiada. Cristina detalló: “parece ser que se filtró información porque hubo bancos que manejaron información privilegiada y que precisamente cuando todos los bancos compraban dólares ellos vendían, casi como si supieran que iban a tener que desprenderse al otro día del 10% de la posición general en moneda extranjera por disposición del Banco Central. Esos bancos también fueron el Patagonia, el Supervielle, el Macro, el Mariva otra vez, el Itau”.
Estas operaciones deberían ser reguladas por la Ley Penal Cambiaria, pero esta data del año 1971 (incluso previo a la Ley de Entidades Financieras y la liberalización financiera). El desfase temporal es tan grande, que este tipo de operaciones ni siquiera están tipificadas por esta ley, no son ilegales, pero tampoco están reguladas, no están ni siquiera amparadas. En este sentido, según datos del fiscal Gonella, en el Banco Central hay más de 80.000 expedientes, algunos datan de los años 80, sobre infracciones a la ley penal cambiaria, de exportadores, de bancos, de financieras, que no se tratan. Aunque existen multas multimillonarias, para bancos, para empresas exportadoras, para cerealeras, estas no son pagadas.
Estos fueron los contundentes datos, cifras, nombres y apellidos que detalló Cristina en su discurso. Al comprender esto se puede encontrar un indicio del cambio que se anunció en el BCRA. Asimismo transparenta la debilidad regulatoria con que aún cuenta la República, una ley de entidades financieras del año 1977 y una ley penal cambiaria de 1971. Llegó la hora de poner los organismos regulatorios en un 100% al servicio del proyecto nacional, pero también de actualizar los marcos regulatorios, para alinearlos no sólo a los objetivos políticos, sino también a los nuevos tiempos que corren.
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