Sebastián Demiryi es el máximo dirigente del Movimiento Evita en la Ciudad de Buenos Aires. En una entrevista exclusiva, el Subsecretario de Coordinación de la Legislatura Porteña cuestionó el gobierno de Mauricio Macri y aseguró que la derrota electoral del FPV dejó un vacío de poder en el movimiento nacional. El rol de la agenda social en la nueva etapa política; el liderazgo de Cristina Fernández; el desafío del peronismo porteño; y el futuro de Jorge Taiana fueron temas que atravesaron una entrevista con definiciones punzantes de la realidad política nacional y local.
¿Cómo analizás el contexto socioeconómico a 9 meses de gestión de Cambiemos?
Claramente atravesamos una situación por demás delicada para los sectores populares, que tiene características similares al ajuste vivido en los años ‘90. Entendemos a Cambiemos como un gobierno de transferencia de recursos. En este sentido, tanto la eliminación de las retenciones a las mineras como la reducción a la soja contrastan con el freno a las paritarias y el deterioro al consumo de los trabajadores. En última instancia, es un gobierno de saqueo de la riqueza nacional y transferencia de recursos hacia los sectores concentrados
¿Cuál es el sujeto social de la nueva etapa?
Sin dudas los trabajadores en toda su complejidad. Hoy nos encontramos con un movimiento obrero dividido en tres partes. Un sector que goza de plenos derechos; un sector intermedio como son los tercerizados; y finalmente, un tercio que conforman la economía popular.
Estos últimos trabajadores son la novedad de la etapa del capitalismo actual. En relación con lo que denominamos la década ganada, los trabajadores de la economía popular obtuvieron mayores derechos aunque hay que señalar que estuvieron lejos de lograr la plena dignidad. Sobre ellos es donde más golpea la política económica de Cambiemos, y en este sentido, un estudio de FLACSO asegura que por cada empleo formal que se pierde, son cuatro los puestos de trabajo de la economía popular que se reducen como impacto indirecto
Es un gobierno de saqueo de la riqueza nacional y transferencia de recursos hacia los sectores concentrados
¿Cómo analizás la unidad alcanzada por las organizaciones sociales en la marcha de San Cayetano?
Si los trabajadores de mayores ingresos pudieron amortiguar en parte el impacto del ajuste económico, los sectores de la economía popular lejos estuvieron de hacerlo. Esta realidad social se expresó el 7 de agosto en la Marcha de San Cayetano cuando la CTEP y otras organizaciones como Barrios de Pie y la CCC sintetizaron en la calle un verdadero 17 de octubre, ya que una realidad del subsuelo de la patria ganó el centro de la escena permitiendo visibilizar un reclamo al punto de que hoy se está discutiendo en el Congreso de la Nación lo que se llama la ley San Cayetano que es un salario social complementario.
Además, y en el camino de institucionalizar los reclamos de los trabajadores de la economía popular, fue central el encuentro con la CGT. Si bien el viejo MTA en la década de los ‘90 jugó un rol vital en lo que fue la legalización del piquete, el hecho de que la CGT unificada reciba a los trabajadores de la economía popular salda una realidad histórica que no era tenida en cuenta.
¿El FPV procesó la derrota electoral?
Ni desde el kirchnerismo ni desde el peronismo en su conjunto terminamos de digerir la derrota electoral de noviembre. Los movimientos y las rupturas en los bloques parlamentarios son una expresión más de esta situación. Siempre las derrotas políticas generan crisis primero y obligan luego a replantear las estrategias. La novedad de la derrota del año pasado es que por primera vez la derecha se impone por los votos y ese es el mayor golpe para el peronismo. Esto es lo que hace que la necesidad de un balance de por qué llegamos a la situación sea más que necesaria, pero no pensando en la autoflagelación de la fuerza política sino de cara al futuro. De nada sirve plantear la necesidad de construir una mayoría sino nos hacemos cargo de porque la perdimos.
El kirchnerismo fue un gran avance para nuestro pueblo pero en un determinado momento dejamos de expresar la idea de cambio y transformación. Linera fue muy claro en este punto durante su intervención en la Facultad de Sociales cuando señaló que los procesos nacionales y populares que se vivieron en latinoamérica tuvieron como límite claro el no haber profundizado. En nuestro caso eso significa avanzar en la dignidad para el conjunto de los trabajadores y en la desconcentración y nacionalizacion de nuestra economía que sigue conservando una matriz dependiente.
De nada sirve plantear la necesidad de construir una mayoría sino nos hacemos cargo de porque la perdimos.
En la última etapa del kirchnerismo en el gobierno, la construcción política se fue achicando sustancialmente. Pasamos de las plazas de mayo del movimiento nacional al estadio de Vélez en el que al movimiento obrero estaba de la puerta para afuera, a muchos de los gobernadores en el fondo y, a pesar de expresar la unidad de la militancia organizada como punto positivo, empezaba a mostrar el achicamiento político que terminó por cristalizarse en el último momento en los patios de la palmeras de la Casa Rosada.
¿Pensás que el ciclo de liderazgo de Cristina Fernández está agotado?
La referencia de Cristina en nuestro pueblo es innegable. La plaza del 9 de diciembre del año pasado así lo expresó. Sin embargo, después de la derrota quedó un vacío en la conducción. Veníamos de una construcción política muy estatalista, parada desde el propio estado. En las últimas elecciones nos encontramos con el desafío histórico de una historia pendular que nos marcaba que a 10 años de gobierno popular seguían 40 o 50 años de retroceso, teníamos por un lado ese desafío, y por el otro lado el de lograr que el movimiento nacional pudiera trascender al mismo liderazgo. No lo logramos. Si es de remarcar el acierto de Cristina de evitar la crisis económica que los grupos económicos empujaban para poder legitimar el modelo de ajuste y transferencia posterior. Cristina se fue con una referencia innegable pero el movimiento nacional ha quedado huérfano en términos de conducción política y este es el desafío que tenemos por delante.
¿Cómo analizás la tensión entre el peronista y el kirchnerismo?
El kirchnerismo fue sin duda la expresión del peronismo del siglo XXI. El kirchnerismo en el gobierno expresó sin dudas la política peronista más importante en los últimos 40 años. Las tensiones y movimientos son lógicas en el marco de una derrota política pero no nos tienen que desvelar porque el peronismo se va a ir reconstruyendo al calor de la pelea social, es decir, el punto de unidad puede no encontrarse desde la política pero sí desde el acompañamiento a nuestro pueblo en la calle. Hay que sacar el debate de los nombres, el rol del peronismo es acompañar al pueblo trabajador y rearticular una nueva mayoría. La idea de volver debe estarasociada a la idea de un replanteo de lo que hicimos y también de poner en la mesa todo lo que no hicimos. Queremos volver para ir por más.
¿Cuál es tu lectura de la ruptura del bloque del FPV en la Ciudad de Buenos Aires?
Me parece que es consecuencia de la derrota electoral y volvió a poner en evidencia el vacío de conducción política. El desafío no está en ver ahora cómo juntamos eso que se rompió si no está en ver cómo juntamos más. El horizonte está en cómo generamos las condiciones para que una política transformadora en la ciudad tenga lugar y potencia en una oposición parlamentaria, y eso va más allá de si sos kirchnerista, peronista, socialista o radical. El espacio en la ciudad trasciende al FPV y al peronismo. Es más basto y en esa esa heterogeneidad es sobre la que hay que trabajar en la Capital.
¿Cuál es rol de Jorge Taiana en la Ciudad?
Jorge Taiana es uno de los mayores cuadros que tiene el peronismo y lo veo en un rol nacional siendo parte de la rearticulación del peronismo. Es una referencia que trasciende la ciudad lo que no invalida el vínculo y acercamiento que viene teniendo con sectores y dirigentes locales y creo que su figura tiene la capacidad de expresar cabalmente al peronismo porteño y a lo que fueron estos 12 años de transformación sin dejar de lado los temas que nos faltaron y que es necesario poner en el tapete de la discusión.
El espacio en la ciudad trasciende al FPV y al peronismo.
¿Cuáles son los desafío del peronismo en la ciudad de cara a proyectar una mayoría electoral?
Ampliar la convocatoria y trabajar en el marco de la diversidad y la pluralidad. La experiencia de UNEN en el 2013 es una experiencia electoral a tener en cuenta salvando la distancia política que nos separa. Tenemos el desafío en el peronismo porteño de construir un amplio espacio opositor a la gestión del PRO. Con esta convicción, Jorge Taiana se ha dado la tarea de impulsar el debate con todos los sectores de la ciudad que aspiran a conformar una alternativa a Rodríguez Larreta.
