Por Andrés Boselli
En el almuerzo del laburo, un compañero comentó una nota de Infobae en la que una persona había hecho un cálculo para demostrar que era más barato ir a Tokio (con estadía y todo) a comprar una laptop, que ir a comprarla a Palermo. Entre los presentes hilamos la relación causa-efecto con la respuesta inmediata que el sentido común nos dejó a mano: SON LOS IMPUESTOS. Idea que se extiende como un virus sobre el pensamiento medio argentino.
No buscamos otras razones como la inflación desatada por devaluación, quita de retenciones, aumento en los servicios. Podríamos haber criticado el sistema productivo que explica porque son TAN baratas las cosas: como la reducción de costos en la tercerización de la producción en países como China, donde los trabajadores producen en condiciones insalubres y por sueldos de miseria. Lo misma analogía podríamos establecer con la ropa barata en Florida y la producción en Bangladesh.
Hay un fantasma que recorre Argentina: es el fantasma del neoliberalismo. Los simpatizantes del gobierno anterior, y la izquierda me saltarán coon que “el neoliberalismo YA LLEGÓ. Es el gobierno de Macri”. Es un proceso de acercamiento claro: con apertura de importaciones y coqueteo con la Alianza del Pacífico entre muchas otras medidas, pero con Prat-Gay al frente de Hacienda no se puede definir a este gobierno como monetarismo clásico.
Lo marcan bien las nuevas vedettes del ciberespacio como Carlos Maslaton o José Luis Espert con sus, nada despreciables, 75 mil seguidores en la red del pajarito. Ellos reúnen un coctel explosivo: son antikirchneristas y antimacristas, al que definen como un kirchnerismo con buenos modales. La predica es clara: SON LOS IMPUESTOS, el problema es la emisión y las políticas keynesianas con las que Prat-Gay continuaría el desastroso plan de Kiciloff (según su versión). El programa neoliberal que defienden, reivindicador de Cavallo, viene sazonado con críticas al establishment local y escapa al ciego discurso oficialista en el que están embarcados los principales medios de comunicación. En el arca en la que naufraga Cambiemos hay un posible salvador para ellos: Carlos Melconian.
Hay un fantasma que recorre Argentina: es el fantasma del neoliberalismo. Los simpatizantes del gobierno anterior, y la izquierda me saltarán con que “el neoliberalismo es el gobierno de Macri”. Pero con Prat-Gay al frente de Hacienda no se puede definir a este gobierno como monetarismo clásico
En los días previos al ballotage, Cambiemos recibió el apoyo del ex superministro Domingo Cavallo. Uno de sus seguidores le pidió que no hiciera manifiesto su respaldo a esta alianza por ser considerado un piantavotos. Consumada la victoria, el ex ministro se mostró preocupado por la magra diferencia en el porcentaje votos con que finalizó la elección. El plan económico que implantó en la década del ’90 contó con el fantasma de la hiperinflación del gobierno alfonsinista y una sociedad desesperada por un salvataje, de cualquier tipo, para el descalabro económico. Las condiciones para la cartera económica de Macri no eran las mismas. De hecho el propio candidato necesitó hacer un viraje discursivo sobre el final de la carrera presidencial, reivindicando algunos buques insignias K como la Asignación Universal y la recuperación de YPF, para ocupar el sillón de Rivadavia.
Llegado a este punto debo comentar mi afición por las novelas de ciencia ficción del escritor estadounidense P.K. Dick, conocido porque varias de sus obras fueron llevadas a la pantalla grande, entre otras Blade Runner, Total Recall, etc. Siempre me fascinó el trabajo de este autor sobre las diferencias entre el parecer y el ser. Su obsesión con la fabricación de sentidos ilusorios para disimular fines ocultos en la enunciación, a través de maniobras distractoras. Ahora voy a entrar en terreno especulativo. ¿Y si Cambiemos busca extremar el modelo que le legó la gestión anterior, hasta hacerlo insostenible para así forzar la reestructuración económica que desean? ¿Si al no encontrar el escenario social que recibió Cavallo, lo están intentando fabricar haciendo crujir el modelo previo desde adentro?
En un proceso lento en el que las principales banderas del kirchnerismo, como el crecimiento del rol del estado, la recuperación de ANSES, de la aerolínea de bandera o el Fútbol para Todos, entre otros, toman el centro del debate. Estas figuras incuestionables hace un año atrás, que incluso modificaron el discurso de Macri para ganar la elección, comienzan a estar nuevamente en el ojo del huracán como Entel, YPF, Gas del Estado, etc. en las orillas de la década del ’90.
Siempre me fascinó el trabajo de P.K. Dick sobre las diferencias entre el parecer y el ser. Su obsesión con la fabricación de sentidos ilusorios para disimular fines ocultos en la enunciación, a través de maniobras distractoras
Las inversiones no llegarán con tarifas tan altas, la desfinanciación del estado por quita de retenciones hará más necesarios impuestos y suba de tarifas que acelerarán el proceso recesivo. En este clima inflacionario se hace urgente la necesidad de ahorro y en la mira aparecen las banderas del desacreditado kirchnerismo pidiendo su reprivatización. El clima propicio para una reforma de estado se acelera, lo cual no quiere decir que este a la vuelta de la esquina.
La pregunta es si los banquinazos de Cambiemos son casuales o forman parte de un plan mayor para generar el clima propicio para que suelte el timón Prat-Gay y tome las riendas Melconian, el preferido de la mesa chica macrista. Economista que iba a hacerse cargo del Ministerio de Economía cuando fue derrotado Menem en la elección del 2003. Político a quien el actual presidente definió como el “gran transformador” de la Argentina años atrás.
El gobierno de Macri pierde apoyo casi en la misma medida que el kirchnerismo. José Lopez puso a Crisitina en posición defensiva, replegando al nonato Frente Ciudadano. En el horizonte aparece una alternativa a la que podría sumarse el kirchnerismo huérfano, el ex intendente de Tigre Sergio Massa. Político proveniente de las huestes del partido liberal conservador UCeDé. Se sumó a las filas del peronismo siguiendo los pasos de Alvaro Alsogaray, viejo dirigente liberal, que propuso la fusión del espacio con el justicialismo, durante la apertura liberal del gobierno de Carlos Menem.
Si el gobierno de Macri falla en su proceso hacia retomar el modelo neoliberal, ¿no puede convertirse Massa en el sucesor que pueda concretar la ansiada reestructuración económica? O ¿surgirá un proyecto con renovación dirigencial capaz de volver a enamorar con ideas de distribución de la renta y desarrollo nacional peleando por ser hegemónico? La respuesta estará en la receptividad social que tenga el gobierno de Cambiemos en los tiempos venideros, y en como se reorganicen (o reinventen) las fuerzas en pugna de la oposición.