Todas las fuerzas de la vieja Europa se han unido en santa cruzada para evitar la salida de Grecia de la Eurozona: Angela Merkel y el FMI, Rajoy y el BCE, los socialdemócratas franceses y los polizontes alemanes. 167 años después de aquel texto que estremeció a más de un conservador occidental, no es ya el comunismo quien pone en jaque el statu quo económico y político del Viejo Continente, sino un hombre: Alexis Tsipras. A pesar del espaldarazo que el premier heleno recibió tras el triunfo en el referéndum, hace horas trascendió que éste presentó una nueva propuesta a la troika para recibir un tercer rescate. Así, la puerta de salida del euro parece cerrarse minuto a minuto.
Algunos datos:
- La base de la crisis helena es de una deuda que ronda los 320.000 millones de euros, que representan un 177 por ciento del PBI y rondan los 29.000 euros per cápita.
- Dentro de sus principales acreedores se encuentran: Alemania (68.200 millones), Francia (43.800), Italia (38.400), España (25.000), el Fondo Monetario Internacional -FMI- (21.400), el Banco Central Europeo -BCE- (18.100), Holanda (13.400) y Estados Unidos (11.300).
- Grecia se encuentra actualmente en un estado de cesación de pagos o default, luego de que no pagase a término los 1.500 millones de euros al FMI, correspondientes a un vencimiento.
- Tiene la tasa de desempleo más alta de toda la Unión Europea: 26 por ciento. Entre los jóvenes, este índice se eleva al 60 por ciento.
- El 45 por ciento de los jubilados son pobres: cobran pensiones por menos de 665 euros mensuales, lo que se encuentra por debajo de la línea de pobreza.
- Actualmente se está discutiendo un tercer rescate de aproximadamente 50.000 millones de euros. Desde 2010, ha recibido dos paquetes de ayuda financiera que suman 240.000 millones de euros, aunque exigieron como contraprestación una serie de medidas de austeridad y ajuste que terminaron por profundizar la crisis.
- Los bancos griegos están cerrados desde el 28 de junio. Ante los rumores de una posible salida del euro, el gobierno se vio obligado a implementar un corralito para evitar la fuga masiva de capitales. Sólo pueden retirar 67 euros.
Los rescates:
El 2 de mayo de 2010, la troika compuesta por la Comisión Europea, el BCE y el FMI lanzaron un préstamo de rescate de 110.000 millones de euros que supuestamente cubriría las necesidades de financiación hasta 2013, condicionado a un feroz ajuste. Un año más tarde, la recesión y la aplicación retrasada de las condiciones acordadas por parte del gobierno a cargo de Yorgos Papandreu hicieron necesaria la implementación de un segundo bailout de 130.000 millones de euros.
Ahora bien, ¿cómo funcionan estos “paquetes de ayuda”? Cuando un gobierno emite deuda en los mercados financieros, no hay un poder directo por parte de los inversores para determinar en qué se utilizará el dinero. No obstante, cuando los países se encuentran en una desfavorable situación financiera, las tasas de interés ofrecidas en el mercado tornan imposible la devolución del préstamo. Aquí aparecen los generosos amigos de la troika, que condiciona los rescates a que el gobierno deudor implemente reformas muy concretas. Por ejemplo, en su momento se le exigió a Grecia bajar su salario mínimo de 751 euros a 580, el aumento de impuestos y el despido de 150.000 empleados públicos en dos años. Para asegurarse el cumplimiento de las cláusulas, la troika presta el dinero por tramos: a medida que el gobierno va adoptado las medidas impuestas, van liberando el dinero. Si no hay cumplimiento, cortan el financiamiento. De acuerdo, al premio Nobel en Economía, Joseph Stiglitz, estas medidas de ajuste no han hecho demasiado por mejorar la situación del país heleno. De hecho, se calcula que la economía local se redució en un 25 por ciento desde el inicio de los programas de austeridad.
Negociación actual:
Hay varios puntos de conflicto en la negociación por un nuevo rescate. Los más conflictivos rondan en torno a las pensiones y al incremento de la edad mínima para jubilarse. También existen fuertes discusiones frente al aumento del Impuesto al Valor Agregado (IVA) solicitado por la troika, así como el levantamiento de las exenciones en las islas griegas con el objetivo de fomentar el consumo. Por último, desde el gobierno de Tsipras buscan incluir una quita de deuda de aproximadamente el 30 por ciento -96.000 millones de euros- . Lo fundamental a entender acá es el rol que cumplen las pensiones para los grupos familiares. Con la altísima tasa de desempleo general y el aún mayor índice en los jóvenes, las jubilaciones representan el único ingreso para gran parte de las casas helenas. Teniendo en cuenta que el 45 por ciento de los jubilados se encuentran debajo de la línea de pobreza, una hipotética reducción de las pensiones sería catastrófica para las economías domésticas.
El presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem recibió el jueves la nueva propuesta de reformas presentada por Tsipras, con el objeto de evitar una expulsión de la Eurozona. Si bien no se ha filtrado el texto de 47 páginas que el titular de Syriza ha acercado, se estima que el paquete de reformas rondaría la reducción de 12.000 millones de euros en tres años y el aumento del IVA, que pasaría del 10 al 13 por ciento para los bienes de lujo, del 13 al 23 para restaurantes, transportes y servicios sanitarios, del 6.5 al 13 para hoteles y del 26 al 28 por ciento para sociedades comerciales. No obstante, de acuerdo al portal Naftemporikí, Tsipras mantendrá las exenciones fiscales a las islas. En última instancia, se solicita el incremento de la línea de crédito de emergencia para poder financiar a los bancos griegos y que éstos puedan abrir nuevamente sus puertas.
Es la geopolítica, estúpido:
Luego del triunfo del “oxi” por el 61 por ciento de los votos en el referéndum, varios analistas heterodoxos se sorprendieron con la renuncia del ministro de Finanzas, el ilustre Yanis Varoufakis. El Kicillof griego era odiado por los acreedores y la troika –a los que había llamado “terroristas”-, debido a su profunda reticencia a aplicar un ajuste y sus constantes críticas hacia las políticas financieras de la Eurozona.
De esta forma, Syriza comenzó a allanar el camino para un nuevo acuerdo y a despejar los rumores sobre una posible salida del euro, aquella pesadilla que atormenta a Occidente. Son insoslayables las implicancias económicas de una ruptura de Grecia, relacionadas con la posibilidad de devaluar su moneda –el dracma– para hacer más competitivas sus exportaciones, la facultad de emitir dinero –bajo la UE, solamente el BCE es el encargado de hacerlo- o de modificar su política comercial practicando, por ejemplo, límites a las importaciones. La verdadera razón que paraliza a Angela Merkel son las consecuencias políticas del primer quiebre de la Unión Europea, que permitiría un efecto catarata en otros países como Italia –cuyo premier, Matteo Renzi, es un reconocido tifosi de Tsipras-, Portugal, Irlanda e incluso España, en el caso hipotético de que la salida griega permita un ascenso de Podemos que voltee al neoliberal Mariano Rajoy. En paralelo, Estados Unidos posee un enorme interés en mantener unida a la Eurozona y mira con recelo el acercamiento de Grecia a Rusia.
“Muchos líderes europeos quieren ver terminar el gobierno izquierdista del primer ministro Alexis Tsipras. Parecen creer que eventualmente pueden echar al gobierno griego forzándolo a adoptar un acuerdo que contraviene su mandato por el que ha sido elegido”, explicaba hace unos días el Premio Nobel en Economía, Joseph Stiglitz. Le temen a una Argentina en Europa. Ya hubo un mal alumno que rechazó las fórmulas mágicas del FMI y, contra todos los pronósticos, salió a flote. Una vez es casualidad, dos veces es tendencia, tres veces es un patrón. La suerte está echada.