«Es hora de que Massa piense en la provincia de Buenos Aires», lanzó Jesús Cariglino, alcalde de Malvinas Argentinas, después de los resultados de Mendoza y Santa Fe.
De esta manera, el jefe comunal empezó a andar el camino de Gustavo Posse, cuando pedía a su ex jefe político que se bajara a la Provincia para encolumnarse detrás de la figura de Macri. La polémica frase se da alrededor de una nueva cumbre de intendentes del massismo.
Algunos intendentes no verían con malos ojos esta posibilidad, ya que, ante el bajo vuelo de la figura de Francisco De Nárvaez pese a su insistencia con las recorridas, ven amenzados sus territorios por el Frente para la Victoria. El jefe comunal de Malvinas empezó su camino para que se cumpla su deseo de que el máximo referente del espacio sea quien levante el vuelo del massismo en la Provincia, acompañado por el respaldo de sus pares de Pilar y Hurlingham, Humberto Zúccaro y Luis Acuña.
Esta trinidad, en principio, genera incertidumbre y algunos resquemores en Tigre, y podrían costarle a los tres alcaldes el boleto de subida al mismo tren que se subió Posse y que todavía no tiene destino final confirmado. Con el riesgo de caer en ese mareo, la jugada de estos tres jefes comunales parece más ligada a un acercamiento al PRO que a otra cosa.
A modo de respuesta, la legisladora bonaerense y precandidata por la Provincia, Mónica López, declaró: «Massa va a ser candidato pese a que hay un sector del establishment que lo quiere bajar. Es nuestra esperanza porque si gana Scioli, que hizo todo mal en la Provincia, por qué haría una buena presidencia».