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La Presidenta de la Nación encabezó un acto en la localidad de Zárate, y en el marco de la puesta en marcha de la máxima potencia de la central atómica Atucha II, dejó un claro mensaje de cara al futuro político a pocas horas de la marcha de los fiscales. Al mismo tiempo, cuestionó a aquellos intereses que no le perdonan «haber plantado un modelo. Terminamos con la ignominia del punto final y la obediencia debida».
Acompañada de gobernadores, intendentes y funcionarios del gobierno nacional, Cristina Fernández de Kirchner utilizó la cadena nacional para hacer una fuerte defensa de la gestión de gobierno, mientras que criticó a quienes buscan marcarle la cancha a este gobierno representando intereses contrarios a los del pueblo argentino.
«Vivimos en un mundo atravesado por intereses geopolíticos. Yo les pido que abran bien los ojos, este no es un mundo de conspiraciones, este es un mundo de intereses, queridos, que quieren que unos se subordinen y otros manden. Algunos se enfrentan a Gobiernos como éste, que no quiere que nadie le marque la cancha«.
Por su parte, recordó que el día de ayer el Canciller envió dos cartas a los gobiernos de Estados Unidos e Israel para que no interfieran en asuntos interiores. En este sentido, destacó que los argentinos tenemos que evitar que no nos trasladen conflictos que «No son propios de Argentina. Nuestros ideales son de un país pacífico. Peleamos tal vez por fútbol o política, pero no peleamos por religión, razas o etnias». Manifestó además que hay intereses que prefieren que no haya plan industrial ni trabajo, «una Argentina de bajos salarios y mano de obra barata, un país como el que tuvo que levantar Néstor en 2003» etc.
En tanto, criticó destacó que «Siento orgullo. Puedo ir a cualquier país del mundo, pararme, y decir que en Argentina impera la ley». «Un país es posible cuando podemos vivir en paz y cuando quienes han cometido un delito son castigados». Remarcó también que la Argentina es «un país digno de ser mirado en cuanto a inclusión, crecimiento económico, desendeudamiento y derechos humanos».
Recordó cuando acompañó a Néstor Kirchner a Francia y el presidente Chirac le reclamó la existencia de genocidas sin condenar. Celebró que «Es bueno que deje de haber tanto secretismo, y que la gente pueda saber lo que se discute». Luego se comparó con épocas pasadas diciendo que «A mí no me gritaba ni Néstor, mucho menos un empresario. Antes, gobernaban otros, no eran los que ganaban la elección. ¿Alguien se imagina algún empresario gritando a esta presidenta?».
Para finalizar, le dedico las siguientes palabras al público que se hizo presente allí. «La diferencia en la política está en saber para qué queremos ser presidentes. Para qué hacemos política. ¿Para qué queremos ser presidentes? Yo desde muy chica milto: quería transformar el mundo. La disputa de poder no es si manda más la Presidenta o el empresariado, sino cómo les va a ir a ustedes. Hasta el último día que sea presidenta, estaré para trabajar, trabajar y trabajar. Mientras haya un pobre, estaremos en deuda».
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