Horacio Rodriguez Larreta cuenta con el apoyo de Macri, quien le pidió a Santilli que deseche su candidatura para apoyar al jefe de gabinete porteño. Ritondo también se baja. Michetti, cada vez más aislada, enfurecida.
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El PRO mantiene su interna al rojo vivo, luego que Gabriela Michetti se niegue a acompañar a Mauricio Macri como cadidata a vicepresidente para apostar por su candidatura en la Ciudad, la pelea por el gobierno porteño apunta a dos nombres: Horacio Rodriguez Larreta, actual jefe de gabinete y delfín de Macri, versus la senadora y ex vicejefa de su anterior gobierno, Gabriela Michetti.
Una muestra de esto se dio este jueves, cuando el líder del PRO, Mauricio Macri, le pidió al senador, Diego Santilli que desista de ser candidato como jefe de gobierno porteño. Si bien no medía mucho (entre 9 y 10 puntos según encuestas de su propio partido), el jefe de gobierno porteño lo encolumnó detrás de Rodríguez Larreta.
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«Tenemos que acompañar a Horacio en la elección»
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Fue la frase de Macri a Santilli, haciéndole saber que necesita de su apoyo para consolidar al jefe de gabinete como su candidato. Esto ya se lo habían adelantado el miércoles por la noche los armadores del ex presidente de Boca, Jaime Durán Barba y Marcos Peña.
A la salida del Senador por el PRO se sumaría la de otro candidato, Cristian Ritondo, el cual busca aferrarse a como de lugar en su candidatura en la Ciudad y ya encargó afiches para este fin de semana y profundizar su campaña.
Con dos nombres menos en la competencia, el PRO llegará a las primarias del 26 de abril con sus dos nombres de mayor peso. Hoy, los estudios de opinión los ubican a Michetti y Rodríguez Larreta parejos, muy por encima de sus rivales internos y externos.
Así las cosas, el PRO llega a las primarias del 26 de abril con sólo dos candidatos, Rodríguez Larreta y Michetti. Cabeza a cabeza con amplia ventaja por sobre el resto de los candidatos pero con un partido fuertemente dividido, algo impensado hasta hace unos meses. Es notable el disgusto de Macri por este motivo, la rebelde senadora ya no resulta de su agrado y siempre que puede trata de aleccionarla en público. Su marginación del partido es cada vez más evidente y pese a la presión que soporta, mantiene firme su candidatura.
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