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Si bien ya había logrado cruzar la Avenida General Paz con rumbo a la legislatura provincial en 2005, el año 2011 marcó un punto de inflexión para el PRO: pudo al fin desembarcar en el conurbano bonaerense ganando el municipio de Vicente López. El intendente electo fue Jorge Macri, primo del procesado Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma. En este suceso es que se inician los inconvenientes: nacido en Tandil, electo diputado provincial por la tercera sección en 2005 y reelecto en 2009, renunció para asumir la intendencia de un distrito en el que nunca vivió. Y por si esto fuera poco, además ubicó en la lista de concejales de 2011 a otras personas que no vivían en esa ciudad.
Puede decirse entonces que la sucursal bonaerense del PRO inició su gestión con una debilidad estructural. A esto, se le suma la causa que se le dio inicio en 2012 por incumplimiento de deberes de funcionario público y por falsificación de documentos, lo que hizo que sus acciones bajen ante los ojos de su primo. Poco después, sus ambiciones personales ligadas a la política vuelven a tener una cuota de esperanza con la aparición del Frente Renovador. La disputa por el liderazgo opositor nacional entre Massa y Macri le permite al tandilense/vicentelopense triangular entre uno y otro para mantener vivas sus expectativas de dejar de ser un gris exponente de la política y volverse un actor político de relevancia en la provincia de Buenos Aires.
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La disputa entre Macri y Massa desemboca en un intendente débil, indefinido y desprotegido cuyo capital político viene siendo devorado de a poco por un pacman que viene desde Nordelta.
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Así, se logra visualizar cómo el Macri menos exitoso trata de jugar un juego que por lo que parece dista de tener una solución exitosa: Mauricio, su primo, no lo considera idóneo para ser su representante bonaerense y manda a recorrer la provincia a Vidal; tampoco le perdona sus floreos con Massa a modo de desplantes hacia él. El diputado tigrense nacido en San Martin, por otro lado, no lo considera un hombre propio, y no está dispuesto a hacerse cargo de las eternas indefiniciones con respecto al ingeniero procesado. Muestra de esto es el lanzamiento en julio del bloque de 5 concejales del Frente Renovador que no reconocen la conducción local del intendente, y la amenaza de que el ex-lililto Adrian Pérez reciba la orden de Massa para lanzarse a la carrera por la intendencia. Esto genera una crisis en su legitimidad, y una seria complicación a la hora que se ve condicionada su gobernabilidad.
Así, vemos cómo la disputa entre Macri y Massa desemboca en un intendente débil, indefinido y desprotegido cuyo capital político viene siendo devorado de a poco por un pacman que viene desde Nordelta.
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