Una carta abierta de académicos encabezados por el premio nóbel Joseph Stiglitz, mentor del ministro de Economía Martín Guzmán, y el también nobel Edmund Phelps, llama a los acreedores de la Argentina a aceptar la oferta de canje presentada el mes pasado y cuyo plazo de oferta termina este viernes. Stiglitz y sus colegas argumentan que en el contexto de crisis global que genera la pandemia de coronavirus COVID-19 los rendimientos que ofrece la propuesta de deuda son razonables y sostenibles.
El documento distribuido esta mañana tiene 138 firmantes, encabezados por los dos premios nobel de la Universidad de Columbia, y concentra a algunos de los nombres más reconocidos en la academia estadounidense. Firman, entre otros, Jeffrey Sachs, Carmen Reinhart, Danny Rodrik, Thomas Piketty, Mariana Mazzucato y Kenneth Rogoff. Una lista impresionante en cuanto a personalidades, cuyo peso para influir aunque sea mínimamente sobre los fondos de Wall Street que se enfrentan hoy al Gobierno argentino en la mesa de negociaciones es difícil de estimar.
“Con el telón de fondo de esta emergencia mundial, la Argentina está encabezando un proceso de reestructuración de la deuda pública de manera constructiva, de buena fe y con el apoyo de todos los sectores políticos nacionales. Desde 2016, cuando el país recuperó el acceso a los mercados internacionales, los acreedores externos hicieron una apuesta adquiriendo deuda con altos cupones, pero compatible sólo con tasas de crecimiento extremadamente robustas que no se materializaron. En febrero, antes de que se agudizara la crisis de COVID-19, el FMI llegó a la conclusión de que la deuda pública de la Argentina era ‘insostenible’», dice el texto distribuido esta mañana en idioma inglés.
“La Argentina ha presentado a sus acreedores privados una oferta responsable que refleja adecuadamente la capacidad de pago del país: un período de gracia de tres años con un pequeño recorte de capital y un importante recorte de los intereses. La propuesta es de acuerdo con el análisis técnico del FMI, que afirma que ‘se necesitará un alivio sustancial de la deuda de los acreedores privados de la Argentina’ para restablecer la sostenibilidad de la deuda con una alta probabilidad. Esta es la única manera de combatir la pandemia y poner a la economía en un camino sostenible. Antes de la crisis, el Banco Mundial situaba la pobreza urbana en Argentina en un 35,5%, y la pobreza infantil en un 52,3%. Ahora la ONU considera que el impacto de la crisis en el país está entre los peores de su región, y el FMI proyecta una contracción del 5,7% en 2020”, abundó.
Luego de describir la situación económica local, la carta abierta hace hincapié en las características de la oferta de canje, que en opinión de los autores se ajustan a las condiciones del mercado en medio de la caída de la economía global como resultado de la pandemia.
“A los acreedores se les pide que recorten el flujo de ingresos, pero aún así recibirán una cantidad razonable los pagos de interés en el futuro. La Argentina ha ratificado su voluntad de servir a la deuda reestructurada, precisamente porque será factible la nueva tasa de interés propuesta. Sólo un economía que crece de manera sostenible puede cumplir con sus compromisos financieros a lo largo del tiempo”, remarcaron los firmantes.
“La diferencia de trato entre el capital y el interés está diseñada precisamente para aliviar la carga del servicio de la deuda, mientras el país lucha contra el COVID-19 y trabaja para restablecer el crecimiento. De hecho, la reducción del cupón promedio de los bonos ofrecidos por la Argentina (de la actual promedio de 7% a 2,3%) es razonable considerando el entorno actual de los tipos de interés», señala el texto.
“En este momento excepcional de la historia mundial, la oferta propuesta por la Argentina también presenta una oportunidad para que la comunidad financiera internacional demuestre que puede resolver una crisis de deuda soberana de manera ordenada, eficiente y sostenible. La ausencia de un marco jurídico internacional para la reestructuración de la deuda soberana no debería privar a los países endeudados de la posibilidad de proteger a su población y de prever la recuperación económica durante la mayor crisis mundial de nuestra memoria”, continúan.
“Creemos que un acuerdo sostenible beneficia a ambas partes: una nación soberana en dificultades con 45 millones de habitantes y los propios acreedores. Ahora es el momento de que los acreedores privados actúen de buena fe. Una resolución responsable sentará un precedente positivo, no sólo para la Argentina, sino para el sistema financiero internacional en su conjunto”, concluyen.