“Cómo no te van a pegar Máximo, si sacaste a jóvenes de la calle y la droga para incorporarlos a la política” afirma CFK ante un auditorio que responde con un fervoroso aplauso.
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Madre y conductora del movimiento nacional y popular, felicita con orgullo la dedicación incuestionable que Máximo Kirchner ha dado a la política sobre todo luego de la muerte de su padre.
Y en ese discurso se cuela nuevamente la incomodidad. Cristina Fernández de Kirchner sabe incomodar a los que históricamente estuvieron cómodos. Está ahí el mayor problema, la capacidad de inquietar a quienes siempre detentaron el poder por fuera de las urnas. La incomodidad que deja Cristina es la incomodidad no sólo, cómo explicitó en la apertura de sesiones, de la dificultad que tendrán quienes lo intenten de avasallar los derechos del pueblo. También incomodará “la sangre de la política”.
“Cómo no te van a pegar, te la tenés que bancar, son las reglas del juego” le dice Cristina a Máximo ante el atento auditorio, a lo que agrega, “tenés la sangre de tu padre y de tu madre, de la política”. La sangre de la política será otra dificultad a vencer por la restauración conservadora. La sangre que no sólo lleva Máximo Kirchner, sino también la de los miles de jóvenes que se incorporaron a la política. Con real vocación de poder, con objetivos concretos y proyecto político bien definido.
Los militantes la escuchan atentamente y responden con la comodidad de los aplausos de quien está convencido de que el camino que comenzó el kirchnerismo tiene continuidad. En las palmas rojas del aplauso ferviente, está la persistencia de una identidad política que parece tener muy lejos su acta de defunción.
Imposible que no llegue a incomodar la sangre de la política.
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