«Los intendentes del peronismo vamos a recuperar la Provincia»

Una multitud se reunió en el Hotel NH

Rodeados de una variada gama de peronismos (Esmeraldas, Fénix, del Bloque Justicialista, massistas y hasta algún camporista escondido), jefes comunales, gobernadores, legisladores y dirigentes conmemoraron el 29º aniversario de la consagración de Antonio Cafiero como gobernador de Buenos Aires en un acto en el porteño hotel NH (a metros de la Casa Rosada), hecho que significó la victoria de la renovación peronista.

El homenaje no escondió lo evidente: el reclamo de una actualización del peronismo, exigiendo nuevos liderazgos y mostrando voluntad de reincorporar a los expulsados durante la presidencia de CFK. Prueba de ello fueron la presencia, en el escenario, de Felipe Solá, quien en un discurso anclado en el pasado sacó a relucir su pasado de ministro de Asuntos Agrarios de Cafiero.

El desplante de Bossio, que se retiró junto a Pablo Kosiner al ver que llegaba el ex gobernador,auguraba cierta tensión. Sin embargo, la cosa fue solo un acting. Todo siguió viento en popa.

Además de Solá, la concurrencia fue algo variada. Coordinados por Carlos Campolongo, en el escenario estuvieron, por el lado de los intendentes, Gabriel Katopidis (San Martín), Juan Zabaleta (Hurlingham), Eduardo «Bali» Bucca (Bolívar), Mariano Cascallares (Almirante Brown), Gustavo Menéndez (Merlo), Juan Pablo De Jesús (Partido de La Costa), Alberto Descalzo (Ituzaingó), Ariel Sujarchuk (Escobar), Francisco Echarren (Castelli), Fernando Gray (Esteban Echeverría), Martín Insaurralde (Lomas de Zamora), Verónica Magario (La Matanza), Leonardo Nardini (Malvinas Argentinas), Marisa Fassi (Cañuelas), Julio Pereyra (Florencio Varela) y Hernán Ralinqueo (25 de Mayo).

Por el lado de los gobernadores, Gustavo Bordet (Entre Ríos), Rosana Bertone (Tierra del Fuego), Gildo Insfrán (Formosa) y Sergio Uñac (San Juan). Además, el diputado José Luis Gioja, el senador Juan Manuel Abal Medina. Arriba estaban el ex ministro Ginés González García, el hijo de Antonio, Mario; y sus nietos Santiago y Francisco. Ausencias notables: el peronismo porteño, enfrascado en romper con La Cámpora.

Lo que estuvo debajo del escenario, fue también significativo: Daniel Scioli estaba escondido, casi al fondo. Omar Perotti estaba al lado de Alberto Fernández y uno de los titulares de la CGT reunificada, Héctor Daer. No hubo más sindicalistas. Bucca habló del impulso del grupo de intendentes que asumieron el compromiso «reclamado por los bonaerenses».

Santiago Cafiero hizo una exégesis de su abuelo. «Renovar es, muchas veces, remontarse a los orígenes, tal como lo hizo Antonio», dijo. Lo más anclado en la doctrina del justicialismo vino de parte de Menéndez. «Buscamos la unidad en la diversidad y en la concordia, esto supera al conflicto», agregó. «Abracémonos un poco más y tengamos claro donde tenemos que llegar» cerró.

Luego de Ginés y Gray, fue el turno de Solá. «Argentina espera un proyecto nacional. Después de años de tener un régimen, ahora hay un gobierno que sólo quiere hacer lo contrario», dijo a su turno. «Nos duele el país, no vemos un futuro claro. Hay que reinventarnos para ganar como hizo Cafiero. Aunque no podemos ser nostálgicos. Antonio nos enseñó que es posible discutir con la conducción», agregó.

El chaqueño Peppo bregó para que la renovación tenga «un verdadero federalismo, que nos incluya a las provincias». La síntesis del asunto vino de parte de Zabaleta. Sus palabras fueron un reparto de gestos y dardos para todos los sectores. «La mejor cara del peronismo fue la que entendió lo que le pasa a la gente», comenzó.

Agregó que «el peronismo pone el pecho, no sale a tocar timbres. No construimos en contra de nadie, sino a favor de lo que falta. Este peronismo es el que tiene que volver a hablar con las organizaciones sociales, con los sindidatos y sus dirigentes, y volver a enamorar. Vamos a reconstruir no la victoria, sino la felicidad del pueblo».

Para el alcalde de Hurlingham, «los intendentes del peronismo vamos a recuperar la provincia». En pos de ello, no le cierra la puerta a nadie. «Vuelvan compañeros, están los brazos abiertos», dijo en un claro gesto al massismo.

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