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Se jugaba de visitante, faltaban diez minutos y las expectativas irradiaban.
Las expectativas con la negociación en NY se tradujeron en el escenario político-mediático local en términos de “éxito” o “fracaso”. La reunión de NY debía definirlo todo, era una de esas dos variables, era como el minuto cero de la historia. Consecuencia, en EEUU y en su poder jurídico además, nacen tanto los exitosos como los fracasados. Ergo, el ring donde se escribe la historia habita en el extranjero.
La posición Argentina rompió el clivaje de la historia neocolonial y abrió jurisprudencia política para todas naciones en desarrollo y también para las desarrolladas, mañatadas por el poder financiero.
La ultima palabra de un Estado, sólo la tiene el pueblo y aquí soy el representante de esos intereses, parece haber dicho el Mascheministro y no firmo. Ese fue el verdadero cierre de la reunión por parte de la delegación Argentina.
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El acierto del gobierno quebró la falsa dicotomía, entre el fracaso o el éxito. Desheredó a la corte norteamericana como el calecitero dueño de la argolla. Gracias, pero no más calesita financiera.No hay éxito ni fracaso en los cajones del extranjero, los destinos nacionales se forjan con las manos y las decisiones de cada pueblo.
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La mirada del resultado.
Se negoció con pericia y en los términos que la legislación asumida exigía. La meta era un acuerdo con condiciones nacionales y ese acuerdo no existió. ¿Cómo entender lo acontecido?
Los fracasos y éxitos no se determinan por el resultado de una acción, sino por la adecuación que esa acción y resultado tiene con los objetivos que orientan a su ejecutante, en este caso un gobierno nacional. Sometamos dos hipótesis de objetivos para evaluar el resultado de esta negociación.
Si el objetivo, en tanto parte del proyecto político de gobierno, es consolidar un patrón de revalorización financiera y que este opere como la sustentación política por medio de la conformación un bloque de poder antipopular, esta negociación fue un fracaso. Un error atroz la posición del gobierno y una locura su estrategia, con metas inviables.
Si el objetivo es consolidar un modelo de desarrollo soberano, con inclusión y distribución, y cuyo patrón de acumulación sea el trabajo y su sustento político las mayorías populares, la negociación no fue un fracaso. Y su resultado un acierto de pertinencia histórica. La posición Argentina fue, ademas de soberana, adecuada. Su estrategia la única posible. Y la meta especifica para la negociación, defender el patrimonio nacional como condición, la histórica. Esta meta, en este sentido y en concreto, no fue resuelta, fue cumplida.
El acierto del gobierno quebró la falsa dicotomía, entre el fracaso o el éxito. Desheredó a la corte norteamericana como el calecitero dueño de la argolla. Gracias, pero no más calesita financiera.No hay éxito ni fracaso en los cajones del extranjero, los destinos nacionales se forjan con las manos y las decisiones de cada pueblo.
El hecho nos obliga a pensar los objetivos, propios y ajenos, por los cuales se pueden conciderar los fracasos y los éxitos. Y cuanto a objetivos, la tradición popular nacional tiene claro su destino cuando es gobierno. Todo gobierno nacional y popular tiene dos objetivos permanentes, la felicidad del pueblo y la grandeza de la nación. Y estos objetivos ni se frustran ni se consiguen en tribunales extranjeros.
Vale la interpelación para todo el arco político opositor aspirante a gobernar los destinos de esta nación, en relación a cuales son sus objetivos, en función de qué entienden sus éxitos y sus fracasos. El lector avezado ya bien tendrá visualizados algunos, si NO haber comprometido a la nación al riesgo de tener que pagar la suma equivalente a diez reservas del banco central, resulta para ellos un fracaso, temamos más aun por lo que para ellos son los éxitos.
Para el gobierno tampoco es un “éxito”, los éxitos son los votos, pero además el problema aun no está resuelto. Pero estamos en curso y se resolverá con las decisiones de este suelo.
Para contribuir a los objetivos permanentes es preciso seguir trabajando hasta resolver este tema, esa es la opción para una nueva face de crecimiento de la Argentina. Este gobierno es el único capaz de resolver este problema, pues para otros, siquiera esto es un problema, sino una solución. Seamos francos. Desde 1976 a esta parte todos han tomado la “solución” de aumentar nuestra deuda, para tomar más deuda, el gobierno trabaja en la solución para resolver ese problema, para crear futuro y no reeditar el pasado.
Mientras san Lorenzo llegaba ayer a la final, un conocido político hincha cuervo y no buitre, resumió mejor que esta nota el análisis del ya famoso encuentro de NY:
“De visitante y con gagá en bombero, el Mascheministro uno y los buitres cero.”
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