Por Alejandro Agüero @AleAguero1 en twitter
Hay pocas certezas en el oficialismo, pero una de ellas es que Mauricio Macri buscará la reelección. La duda no está puertas adentro de la Casa Rosada, sino que brota desde los factores de poder que dejan correr el interrogante y amagan alternativas en el caso de que la economía termine por pinchar el globo amarillo.
Peña y su tablero de control, al que en las últimas semanas le sonaron todas las alarmas, percibe que las verdaderas PASO de Mauricio son contra el dólar. En tal caso, Martín Lousteau podría sumar un electorado desencantado y la primaria vendría a ser parte de una ingeniería electoral. No hay agosto sin abril y mayo, momento en que el billete verde será el verdadero jefe de camapaña de Cambiemos. Fuerte para el gobierno del marketing y la construcción de relatos, el dólar es el tema o el mito de gobierno que Macri tiene para venderle a los argentinos.
Así las cosas, detrás de la candidatura de Roberto Lavagna, que esta semana tomó fuerza o que pasó de la hipótesis a la certeza, subyace la opción B de los grupos de poder de la argentina.
Insólito, pero sin jugar en Neuquén, la elección patagónica empoderó al ex ministro de economía. El peronismo Federal en su conjunto se subió a un triunfo e incluso construyó una narrativa por demás forzada con vistas a nacionalizar un comicio de 400 mil electores. El grosero error al que movieron a Cristina Fernández sirvió de caldo de cultivo para hacer de la victoria del MPN un tubo de ensayo extrapolable a los 40 millones de argentinos.
Meses atrás, varios empresarios enardecidos con Mauricio, empujaban la confluencia de Cambiemos con el peronismo federal. Vidal-Urtubey parecía ser la fórmula del relevo. Otra vez pasaron cosas y el hiperpresidencialismo argentino se llevó puestas las aspiraciones de autonomía de la provincia de Buenos Aires, y en adelante, la gobernadora -no sin marcar su posición-, acordó los términos de la paz con el presidente.
Pero indudablemente Macri es Vidal y Vidal es Macri. Imposible disociar imágenes y todos los experimentos que realizan las encuestadoras hablan más de quien las paga que de la realidad.
La novedad de la semana fue Lavagna que ocupó en parte la centralidad del debate político y se colocó en los medios de comunicación con el espaldarazo que le dio Marcelo Tinelli. Todo un aviso para Mauricio Macri que ahora tiene enfrente un potencial candidato que dialoga con su electorado desencantado.
La pregunta de fondo es si Lavagna vino para quedarse, o si por el contrario es otro de los tantos amagues que terminará siendo fagocitado por esa grieta que deglute a todo aquel que busca distorsionar los términos de la conversación pública.
Por lo pronto, y más allá de este interrogante que solo el correr de las semanas terminará respondiendo, con Lavagna el sistema político encontró un excusa para rediscutir el estatu quo. Es que todo tendía a la monotonía de esperar hasta bien entrado el mes de junio la definición de Cristina, hecho que agiganta su rol y su capacidad de veto dentro de la oposición facilitando también la cohesión del oficialismo detrás de Macri. Sin embargo, por estos días radicales y peronistas encontraron en el ex ministro de economía una excusa para posicionarse, presionar y especular con nuevos horizontes.
Los radicales que desde el 10 de diciembre del 2015 se sienten ninguneados por Peña y Durán Barba, ahora tienen en Lavagna una hipótesis de salida para exigir el compañero de fórmula y los lugares estratégicos de la presidencia de la cámara de diputados y/o el eventual relevo de Frigerio en el Ministerio de interior.
Del otro lado de la cancha, en el peronismo federal surgieron las alarmas en Juan Manuel Urtubey y Sergio Massa quien aceleraba las conversiones con el Instituto Patria vendiendo un lote que ahora entró en discusión. Queda el interrogante de los gobernadores que, más allá de su visto bueno al ex ministro de economía, durante el primer semestre solo se focalizarán en renovar sus mandatos con el apoyo de la ex mandataria. La única excepción es la de Schiaretti que ayudado por el internismo radical de Córdoba, tiene el tiempo para ensayar acuerdos provinciales con el socialismo y el GEN de Stolbizer en un adelanto del plan Lavagna 2019.
El ex ministro de Néstor Kirchner vino a patear el tablero, y con su potencial candidatura, el círculo rojo parece encontrar una válvula de escape por si el dólar termina con la experiencia cambiemista.
Politólogo @AleAguero1 en twitter