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El intendente massista de San Isidro, Gustavo Posse, afronta desafíos diversos de cara a 2015: por un lado, busca formar parte de la fórmula para la gobernación encabezada por Felipe Solá; y por el otro, continúa operando dentro de su fuerza municipal para imponer como su sucesora a su esposa Fernanda, y de esta manera prolongar la dinastía iniciada por su padre Melchor.
Gustavo Posse hace tiempo busca trascender los límites de su distrito, y en esta elección intentará dar un paso hacia la provincia. De todas formas, en el posible acuerdo el ex gobernador encontraría una enconada resistencia dentro del mismo Frente Renovador. Semanas atrás, Darío Giustozzi, el otro competidor por la gobernación arremetió contra el sanisidrense por su acuerdo implícito con Insaurralde «Quizás algún integrante de nuestro propio espacio político por algún beneficio personal cree que le puede convenir, pero yo creo que a esta altura a nadie le conviene, y no le conviene a la política semejante nivel de superficialidad en el debate”.
Sin embargo, Posse debe garantizar la continuidad dinástica en San Isidro, y para ello debe vencer las resistencias de la vieja guardia possista encabezada por el presidente del Concejo Deliberante Carlos Castellano, al cual se lo considera el reemplazante natural del intendente. Por otro lado, Posse debe mirar con sumo cuidado la presencia política de Marcela Durrieu, suegra de Massa y concejal por el Frente Renovador, fuertemente opositora a la gestión possista junto con su hijo el senador provincial Sebastián Galmarini.
Dar el salto hacia la provincia debilitando su poder local o asegurar su feudo retrasando unos años más su despegue. Este es el interrogante que por estas horas desvela al eterno intendente de San Isidro, aliado ahora de Sergio Massa.
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