La embajada de Suecia en la Argentina sumó su voz a la polémica desatada por la mención que hizo el presidente Alberto Fernández al llamado “modelo sueco” para enfrentar a la pandemia de coronavirus. En un comunicado, evitó el debate abierto y enumeró las medidas adoptadas, “similares a las tomadas en otros países”, y resumió los argumentos sanitarios en los que las autoridades suecas basan el camino elegido.
En realidad, más que buscar contraponer a la Argentina con Suecia, en su presentación Fernández había salido al cruce de los que “con impaciencia hablan de abrir la economía” y ponen al “modelo sueco” como ejemplo. Para ello, usó una comparación con los datos que muestra Noruega.
«Son dos países que están pegados, que tomaron distintos caminos frente a la pandemia, uno mantuvo abierta su economía. El otro hizo lo contrario con una cuarentena. Suecia tuvo 14 veces más muertos que Noruega», apuntó Fernández. «Cuando a mí me dicen que siga el ejemplo de Suecia, que con 10 millones de habitantes cuentan más de 3.000 muertos, lo que me están proponiendo hacer nos hubiese llevado hoy a tener 13.700 muertos«, aseguró.
Al día siguiente, en conversación con Alfredo Zaiat, se amplió la información destacando que al no profundizar el aislamiento Suecia tampoco se había garantizado un futuro económico mejor, como aseguran sus “fans” locales. El propio Riksbank, el banco central sueco, calcula que la caída de la economía de su país en 2020 estará entre el 6,9 y el 9,7%, en línea con lo previsto para el resto de los países europeos, hagan cuarentena o no.
Texto completo del comunicado de la embajada de Suecia
«Durante los últimos días la Embajada de Suecia ha notado interés sobre la forma en la que Suecia está combatiendo el nuevo coronavirus. Por eso acompañamos a continuación un texto explicativo al respecto:
El objetivo de las medidas de contención de Suecia del brote del coronavirus es el mismo que en otros países – salvar vidas y proteger la salud pública. Nos enfrentamos con los mismos desafíos y hacemos uso de instrumentos similares a otros países – fomentamos el distanciamiento social, protegemos a los grupos vulnerables y a los de riesgo, realizamos testeos y reforzamos nuestro sistema de salud. El objetivo es aplanar la curva de contagios y evitar que el sistema de salud se sobrecargue.
Las medidas consisten en una combinación de legislación y recomendaciones. El Gobierno de Suecia ha impuesto el cierre de fronteras, suspensión de clases en escuelas secundarias, prohibición de visitas a geriátricos y eventos de más de 50 personas. Instamos a que las personas que presentan síntomas de Covid-19 no vayan a trabajar, lo cual es posible a través de un seguro de salud extendido. Las medidas de Suecia difieren de otros países solamente en tres aspectos: nosotros no hemos impuesto un aislamiento social, preventivo y obligatorio, no hemos impuesto el cese de la actividad comercial a algunas empresas y no hemos cerrado jardines de infantes ni escuelas primarias.
La vida en Suecia no continúa como de costumbre. La economía sueca se vio fuertemente afectada por la pandemia y se espera un ascenso dramático del desempleo.
Una parte importante de las medidas de prevención de Suecia consiste en proporcionar a los ciudadanos información confiable que los ayude a asumir la responsabilidad de su propia salud. La base de esto es la confianza mutua entre las autoridades estatales y los ciudadanos que se ha ido construyendo a través del tiempo. A modo de ejemplo, la administración de las vacunas del calendario infantil sueco es opcional y ha alcanzado una cobertura de vacunación del 97% entre los niños de Suecia.
La decisión de mantener abiertos sectores de la sociedad está basada en consideraciones de salud pública en lugar de intereses económicos. Mantener las escuelas abiertas tiene, por ejemplo, efectos positivos en la salud infantil y permitir que las personas trabajen es positivo para la salud pública. Estas medidas también fortalecen la igualdad de género.
En esta situación, es difícil hacer comparaciones directas entre las medidas de contención que han adoptado diferentes países. Suecia tiene tasas de mortalidad por Covid-19 más altas que algunos otros países que han impuesto la cuarentena, y más bajas que otros que también han impuesto la cuarentena.
Esta es una nueva enfermedad y pasará tiempo antes de que sepamos qué modelos funcionan mejor. En Suecia estamos aprendiendo, por ejemplo, que hay una necesidad de proteger los geriátricos de manera más efectiva. Siempre estamos abiertos a dialogar con otros países para que podamos aprender unos de otros.»
“Un ejemplo de terror”
Antes de la reacción de la embajada, la televisión y los diarios suecos habían dado a conocer su mirada sobre el tema. Acostumbrados a que el modelo sanitario elegido en su país desate la polémica en el resto del mundo, la mayoría de los diarios se divirtió comentando que Suecia se tomaba como “un ejemplo de terror” en Argentina.
Ese fue también el enfoque de la televisión pública sueca, la más vista del país, que difundió una nota de su corresponsal en América latina, Tigran Feiler. Con ironía, destaca que en Buenos Aires siempre todos le manifestaron su admiración por el modelo social sueco, pero que en los últimos días algo cambió, cuando el presidente argentino usó a su país como ejemplo de lo que no se debe hacer.
Cuenta que el aislamiento fue muy popular en Argentina desde el principio, pero que ya aparecen síntomas de agotamiento. “Es fácil anunciar una cuarentena pero es muy difícil salir de ella”, asegura para explicar los motivos que desde su punto de vista llevaron a Alberto a poner a su país en el debate.
Para Feiler el gobierno argentino, como la mayoría, enfrentará un futuro económico ruinoso, agravado por el problema de la deuda, por lo que apostar por centrar el debate público en los resultados sanitarios no parece una mala opción. Aunque eso implique que no se pueda dejar atrás la cuarentena.
En línea con el comunicado de la Embajada de Suecia en Argentina, Feiler destaca que el enfoque elegido en su país no se basa tanto en consideraciones económicas sino en una tradición política liberal que aparece reflejada en las decisiones de las autoridades sanitarias. También duda de que el ejemplo elegido por Fernández haya sido el más útil para sus objetivos, teniendo en cuenta esa histórica envidia de los ciudadanos argentinos por cómo viven los suecos. Y cita reacciones en las redes sociales, donde muchos argentinos escribieron “¡Por favor, quiero ser como Suecia, dónde hay que anotarse!”
En una publicación anterior, el mismo Feiler había destacado que en Argentina casi no existía el debate que divide a la propia Suecia, México o Brasil sobre cómo se debe enfrentar al coronavirus. Lo que había llevado a las nubes los índices de aprobación de Alberto Fernández.
“La crisis por el coronavirus puede ser la más profunda de nuestro tiempo, pero también ofrece nuevas oportunidades para los jefes de estado de todo el mundo. En Argentina, el presidente Fernández ha fortalecido su liderazgo y espera construir un nuevo modelo social sobre las ruinas de la crisis económica”, escribió el 13 de abril.
En esa nota explicaba que el Frente de Todos había obtenido una amplia victoria electoral, pero que subsistía un 40 por ciento de la población muy refractaria a todo lo que tuviese que ver con el peronismo. Sin embargo, adoptar políticas tempranas de aislamiento ante el coronavirus le había permitido a Fernández romper esa “grieta” y proponer “una nueva epopeya” basada en el renovado papel del estado, la defensa del mercado interno y la redistribución del ingreso, en línea con la revalorización que estas posiciones adquirieron en todo el mundo a partir de la eclosión de la pandemia.
Después de asegurar que “la recesión económica está con toda seguridad a la vuelta de la esquina”, Feiler concluye que el presidente podrá presentar esas dificultades como “el precio que el país tuvo que pagar para salvar vidas. Un sacrificio nacional que para la oposición será muy difícil cuestionar”.