EL TIEMPO
¿200 años es mucho tiempo o poco tiempo?. Seguramente depende de con qué lo relacionemos. Cuando relacionamos estamos tomando decisiones; proyectando o añorando. Definiendo un patrón de medida.
¿Medimos los 200 años respecto a los 2 millones de años del hombre sobre la tierra?. ¿Los comparamos con los 3 mil años de sociedades avanzadas en América?. ¿con los 524 años de la conquista y colonización?, ¿o respecto al último ciclo popular iniciado en 2001/2003?. Contra qué comparemos nuestra edad, habla mucho de nosotros.
RECUERDOS Y OLVIDOS
«La esencia de una Nación consiste en que todos los individuos tengan muchas cosas en común, y también en que todos hayan olvidado muchas cosas». (Ernest Renan)
En 2010 celebramos, con una gran fiesta popular, el bicentenario de la Revolución de Mayo. ¿Pero fue la de Buenos Aires la primer junta en declararse soberana en nuestro territorio?. Sabemos que un año antes, el 25 de mayo de 1809, en Chuquisaca, ocurrió un levantamiento patriota que depuso al gobierno español y formó una junta propia que precedió a la porteña.
¿Y el 9 de julio de 1816 fue la primer declaración de independencia en las Provincias Unidad?. Tampoco. Un año antes, el 29 de junio de 1815, en Concepción del Uruguay, Entre Ríos; el Congreso de los Pueblos Libres, bajo la conducción de José Artigas y con la presencia de diputados de Las Misiones, Corrientes, Santa De, Entre Ríos, La Banda Oriental y Córdoba, nos declaraba independientes.
¿Y entonces?. Quienes ganaron las guerras civiles organizaron la memoria histórica administrando políticamente, desde los intereses unitarios y porteños, los recuerdos y los olvidos, piedras basales de la identidad compartida.
ESPACIO
Si en el siglo XX, el ferrocarril será una tela de araña que recorrerá el espacio en todas direcciones para terminar en un único nudo central en Buenos Aires (puerto por el que esa malla de metal y carbón sacaba nuestros productos hacia la metrópoli inglesa); en el siglo XIX, el espacio, el «territorio nacional» se creaba también desde la Ciudad-Estado al calor de las «expediciones» militares al Paraguay, al Alto Perú, a la Banda Oriental, para finalizar más tarde desde 1860 a 1880 con la invasión a las provincias interiores, la Guerra contra el Paraguay y la «expedición al desierto».
¿Será casualidad que el ejército libertador de San Martín, partiera de Cuyo sin autorización del gobierno central?.
Buenos Aires impuso su forma de entender la libertad y la civilización hacia el resto de lo que hoy es el país, llevando «orden y progreso» «por la razón o por la fuerza».
LOS INVITADOS
Para el centenario de 1810, la élite oligárquica se celebra a si misma con una fuerte ostentación clasista de la riqueza alcanzada. Riqueza que por otra parte se negaba, por todos los medios, a distribuir.
Por ello, los festejos en 1910 se hacen en medio del estado de sitio, con más de 400 dirigentes obreros encarcelados, con los «jóvenes ricos que tienen tristeza» atentando contra locales sindicales y apaleando trabajadores.
La contracara necesaria será la centralidad manifiesta de los «invitados» a la fiesta agro-exportadora.
Hoy el presidente Mauricio Macri al invitar al Rey español a la celebración de los 200 años de la independencia, busca inscribirse en el legado oligárquico que en aquel momento simbolizó la figura descollante de la Infanta Isabel de Borbón.
En el bicentenario de Mayo, en 2010, la participación de más de dos millones de personas en la celebración y la presencia de los presidentes latinoamericanos; no son un símbolo menor de otra forma de entender la historia y el presente.
LINEA Y CÍRCULO
La historia oficial se mueve en el mismo sentido que el devenir del tiempo: 25 de Mayo y su revolución, 9 de Julio y la independencia, 17 de Agosto del Libertador, 11 de Septiempre y el héroe civilizador. Este ritmo temporal va a ser naturalizado con la pretensión de ser repetido sin posibilidad de modificación. El fin de la historia.
Para que la línea recta de la naturalización funcione, debe volver al comienzo. Circularmente. Y allí está, para ello, el 12 de octubre; la conquista y la colonialidad.
Pero quien busca congelar el tiempo para detener la historia está alimentado por el miedo. Temor a que la historia no se repita, desatando así el presagio de otras posibilidades y elecciones. Entonces, si al fin de la línea del tiempo oficial esta el 12 de octubre para cerrar el círculo de la dominación tranquilizadora; también en octubre, un 17 la barbarie irrumpe para decir que la historia no termina y que aquí estamos, de pie para celebrar la incertidumbre, arrojados a la aventura de hacer otra historia.
Feliz 200 años. Viva la Patria.