[vc_row][vc_column width=»1/1″][vc_facebook type=»standard»][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=»1/1″][vc_column_text]
Mauricio Macri ya tiene Dream Team: al defensor Carlos “colo” Mac Allister, el árbitro Héctor Baldassi y ahora el DT Ramón Díaz.
Con la incorporación de Ramón Díaz al plantel, el jefe de gobierno y empresario, Mauricio Macri, termina de dejar en claro su concepción futbolera de la política. Durante años lo hemos escuchado en campañas electorales hablar de su equipo de gobierno, el cual por su eficiencia y capacidad técnica iba a resolver todos los males de la ciudad. Sin embargo, la ciudad en lo que hace a su gestión local, es infinitamente peor de lo que fuera incluso en el peor momento de la Argentina. Los hospitales sin insumos, las escuelas públicas sin vacantes cuando no sin techo, las personas de menos recursos expulsadas de sus hogares a palazos, los famosos 10 km. de subte anuales que prometiera en campaña, que no existen y con un aumento de precios muy superior al que tuvieron los colectivos regulados por Nación, las inundaciones con evacuación de Macri incluida y así podríamos seguir enumerando. En resumen la ciudad es un peor lugar para vivir.
[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=»1/1″][vc_blockquote type=»type1″]
Mauricio justifica el ingreso a la política de cualquiera que cause simpatía en el público por el lado de la beneficencia. En consecuencia la política no sería más que un asistencialismo en medio de una sociedad tomista en la que los pobres siempre van a ser pobres y los ricos siempre van a ser ricos, pero gracias a Mauricio con conciencia social.
[/vc_blockquote][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=»1/1″][vc_column_text]
La ambición de Macri lo ha llevado a catapultarse a la esfera nacional. Frente a la falta de gestión, o peor aún, una gestión directamente dañina para con la mayoría de la población, el recurso vuelve a ser el marketing PRO. Pero a diferencia de aquellos “famosos” que han ingresado en la escena pública por sus convicciones militantes como pueden ser Teresa Parodi o Susana Rinaldi, que vienen de una historia de militancia política, en el macrismo todo es cuestión de marketing. Hemos escuchado a Macri decir de personajes como Miguel del Sel, que si bien no entendía nada de política, tenía “vocación de sumar”. ¿Qué significa esta vocación de sumar? Es de suponerse que si se realizara una encuesta, el 99,9% de los argentinos dirían que están de acuerdo con “ayudar a los demás”. Mauricio justifica el ingreso a la política de cualquiera que cause simpatía en el público por el lado de la beneficencia. En consecuencia la política no sería más que un asistencialismo en medio de una sociedad tomista en la que los pobres siempre van a ser pobres y los ricos siempre van a ser ricos, pero gracias a Mauricio con conciencia social.
Volviendo al fútbol, surge la pregunta de por qué Ramón Diaz se suma al PRO. Del lado de Macri, evidentemente algún brillante asesor de imagen lo habrá aleccionado respecto del carácter simbólico de una alianza entre el ex-presidente de Boca y el ex-DT de River. De este modo se le comunica a la gente que Mauricio es un hombre de consensos que no teme sumar a “los que piensan diferente” siempre que deseen “ayudar”. Como si ser de Boca o de River tuviera alguna implicancia respecto de las ideas políticas. Si bien no resiste el menor análisis, no deben descuidarse los efectos inmediatos que los mensajes bombardeados por los medios de comunicación tienen sobre la población. Mauricio Macri ha logrado sostener 7 años de gobierno en la ciudad a fuerza de sobreejecutar el presupuesto para publicidad, y ahora se suma a la carrera presidencial. Del lado de Ramón Díaz sólo resta decir que por fuera de su desempeño como técnico y su popularidad en la hinchada riverplatense, difícilmente sea una persona del pueblo. En los 90’, fue ultra-menemista en medio de un gobierno que ajustaba, endeudaba y sumía en la pobreza a la Argentina. Ahora, dice “admirar” el trabajo realizado por Mauricio Macri en la ciudad, por lo que cabe preguntarse si lo que admira es la destrucción de lo público.
[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]