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Quizás sean las horas más difíciles del líder conservador inglés. Referéndum, Malvinas y ahora también, los yihadistas; radiografías de una endeble política externa
A días del histórico proceso en el que Escocia decidirá el futuro de su dependencia con el Reino Unido, el gobierno de Cameron doblega los esfuerzos para palear los deseos independentistas.
Los números aún son inestables y todavía no está dicha la última palabra, aunque se estima que será un resultado sumamente ajustado. Una nueva encuesta asegura que los votos darían el triunfo al “No” con el 52%. Esto ocurre, en parte, porque la campaña desatada desde Londres no escatima en gastos y ya quema los últimos cartuchos en una jugada que puede costarle el cargo a Cameron.
La política exterior del Primer Ministro británico no ha sido uno de los puntos fuertes de su gestión y en esto tiene culpa la cancillería argentina, porque el pedido sobre la soberanía en Malvinas ha tenido un éxito histórico tanto a nivel continental como mundial.
Bien conocida es la teoría del enemigo externo, aquel que se construye como una amenaza para la nación buscando así lograr apoyos en el plano interno, un arma que Cameron ha utilizado en busca de sumar voluntades puertas adentro de Inglaterra. Claro que mejor que nadie lo sabía la ya fallecida Margaret Tatcher, que con escasos índices de popularidad aprovechó al máximo la contienda bélica de 1982, fundiendo al pueblo en una causa nacional, para alzarse como una estadista de élite.
Pero, si bien Cameron pudo plasmar en acompañamiento a su gestión su constante negativa a negociar, los reclamos argentinos han tenido un eco inusitado, traspasando la barrera de aquellos países que históricamente apoyaron la causa Malvinas, como por ejemplo Cuba, tan significativo en lo ideológico, pero irrelevante en el tablero mundial.
El G77, UNASUR, MERCOSUR, CELAC y el ALBA, son algunos de los organismos multilaterales que han apoyado la causa Malvinas; también lo han hecho potencias que discuten mano a mano la hegemonía mundial con EE.UU., como Rusia y China. Una declaración de la ONU incita a ambos gobiernos a negociar, algo que Londres ha desoído infinidad de veces, ofreciendo, a cambio, un referéndum en las Islas donde sólo votaron los “Kelpers”, habitantes de Malvinas ingleses, descendientes de población trasplantada.
Uno de los triunfos de la política exterior argentina ha sido convertir a Malvinas en una causa, primero continental y luego global; eso son méritos que nadie podrá negar a la gestión Kirchner.
Por otro lado, los dolores de cabeza siguen sumándose para Cameron: el inédito Estado Islámico, formado por fanáticos yihadistas, dio a conocer un nuevo video donde se muestra el brutal asesinato del trabajador humanitario británico David Haines.
La cuestión Escocia, es aún más delicada para Inglaterra que el pedido argentino; o por lo menos lo es hoy. Aquí no hay militarización que valga. El gobierno escocés lo sabe, como también conoce que, sea cual sea el resultado, saldrá victorioso del proceso; Londres ya ha otorgado desesperadas concesiones. Hoy se sabrá finalmente el futuro de Escocia. El de David Cameron, será una incertidumbre.
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