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El lanzamiento del FAU (Frente Amplio UNEN), generó la comparación automática con la recordada “Alianza” que gobernó el país entre 1999 y 2001 y que terminó su gobierno de manera anticipada en el medio de una crisis político-institucional. Pero es necesario preguntarnos, ¿la Argentina actual es la del año 1999? ¿El arco opositor tiene similitudes con aquel que dejaba la salida del menemismo?
Como similitud, el FAU vuelve a unificar a la UCR y al socialismo, pero en este caso aglutina también a un conjunto de fuerzas políticas menores y a un crisol amplio de referentes políticos, tanto nacionales como provinciales.
Por el contrario, encontramos múltiples diferencias. Tanto en el contexto político-económico, como en el estado de situación de la oposición argentina y en la correlación de fuerzas al interior del frente político-electoral (FAU) como al interior de las fuerzas políticas que componen dicho frente.
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El escenario político en el que se originó La Alianza tiene poco que ver con la coyuntura política actual. De igual forma, el peso político de los actores de La Alianza y del FAU dista sensiblemente
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En primer lugar, y más allá de los problemas económicos coyunturales, el kirchnerismo ha posibilitado un desarrollo económico con fuerte inclusión social, lo que le permite arrogarse la representación de un vasto sector de la sociedad. En este plano, La Alianza se originó en un contexto de profundo rechazo a las consecuencias sociales y económicas del menemismo, ocupando un espacio claro dentro del electorado, no disputado por otras fuerzas políticas.
En segundo lugar, el desgaste del menemismo fue acompañado por el liderazgo opositor de la Alianza, expresado contundentemente en las legislativas de 1997. Actualmente, la oposición al kirchnerismo es representada por un conjunto de fuerzas políticas que exceden ampliamente al FAU. Por ejemplo, el Frente Renovador de Sergio Massa, el PRO de Mauricio Macri, y otros dirigentes peronistas como De la Sota. Esta dispersión, acompañada de una carencia de proyectos alternativos, nos marca que el contexto político es sustancialmente distinto al que llevó a De La Rúa a la Casa Rosada.
En tercer lugar, la disputa en La Alianza se dirimió entre dos fuerzas políticas: el FREPASO y la UCR, cada fuerza con su respectivo candidato, “Chacho” Álvarez y Fernando De La Rúa. En el caso actual, a la disputa entre el Socialismo y la UCR, hay que agregarle la confrontación interna de la UCR entre Cobos y Sanz y el intento de una parte del radicalismo y Carrió de lograr un entendimiento con el PRO de Macri, rechazado por el socialismo y otras fuerzas menores del Frente.
Por último, y pensando en el peso territorial de la UCR, a diferencia de la década de los `90, el radicalismo solo conserva la gobernación de Corrientes, sin tomar en cuenta que Colombi mantiene diálogos fluidos con Sergio Massa. Este punto es de vital importancia para pensar el éxito en una elección nacional.
El escenario político en el que se originó La Alianza tiene poco que ver con la coyuntura política actual. De igual forma, el peso político de los actores de La Alianza y del FAU dista sensiblemente. En conclusión, el desafío del FAU es encontrar un espacio dentro del electorado opositor, que indudablemente lo deberá disputar con dirigentes como Sergio Massa y Mauricio Macri.
¿Quién saldrá airoso de la disputa por hegemonizar la oposición al kirchnerismo? ¿La posible dispersión opositora terminará favoreciendo al FPV? Hay un elemento para pensar la respuesta, los estímulos que tiene el elector en una elección legislativa no son los mismos al momento de emitir su voto en una elección presidencial, donde se priorizan proyectos y pesa fuerte por tanto el concepto de “gobernabilidad”. El recuerdo del año 2001 está presente en la sociedad.
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