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Apenas se conoció la intención por parte del Gobierno nacional de reformar la Ley de abastecimiento se escucharon los cuestionamientos, tan previsibles como desmesurados, de los representantes de los sectores más concentrados de nuestra economía. También, el diputado Sergio Massa se apresuró a manifestar su disconformidad en los siguientes términos: “no es atacando a empresas como se va a defender el trabajo de la gente.” Evidentemente, al poco tiempo habrá evaluado que ese tipo de declaraciones algo tibias no le garantizaban titulares importantes en los diarios, porque redobló la apuesta con una comparación mas efectista: “La ley de abastecimiento es un viaje a la Venezuela chavista”. De este modo, se aseguraba también no quedar tan a la zaga de los exabruptos del titular de la UIA, Héctor Mendez, o incluso de los que no tardarían en venir, como las palabras del Presidente de la Sociedad Rural, Luis Etchevehere, quien señaló hace un par de días que el gobierno busca con la sanción de esa ley “confiscar la producción” y que “si se aprueba la ley de abastecimiento se va a terminar la propiedad privada en la Argentina”. De más está decir que el espíritu de la norma es por completo ajeno a estas consideraciones que, de ser expresiones genuinas y no un intento de manipulación, estarían dando cuenta de un común y avanzado proceso de paranoia en quienes las profieren.
En el caso del líder del Frente Renovador, los comentarios de este tipo resultan muy ilustrativos para dilucidar el auténtico proyecto de país que esconde su habitual retórica vacía y de eslogan publicitario. Especialmente revelador es, para tal fin, seguir el vínculo con el empresariado. Hace dos meses, Massa asistió –acompañado por su equipo económico, entre quienes encontramos al ex denarvaísta Ricardo Delgado o al Golden Boy de los ’90 Martín Redrado- por invitación especial al Foro de Convergencia Empresarial. Creada a fines del año pasado, la institución nuclea a más de 40 entidades empresariales, entre las que se destacan AEA (Asociación Empresaria Argentina) ABA (Asociación de Bancos de la Argentina) y las propias SRA (Sociedad Rural Argentina) y la UIA (Unión Industrial Argentina). Al término del encuentro Miguel Blanco, coordinador del foro y presidente de IDEA (Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina) no pudo disimular su satisfacción: “Fue una muy buena reunión, con un diálogo abierto y constructivo. Creo que hemos llegado a acuerdos muy significativos, ya que hemos compartido las propuestas con Sergio y su equipo”.
En abril de este año, el Foro de Convergencia Empresarial publicó un documento llamado “Bases para la formulación de políticas de Estado”, cuyas ideas fuerza más salientes están explicitados en su introducción: previsibilidad, certidumbre política y económica y respeto a la propiedad privada. El texto se articula en función a tres “vectores”, como los llaman: el institucional, el económico y el social. Una mención de los más significativos de cada uno de ellos puede arrojar algunas pistas sobre la orientación última del documento: en lo institucional, “la plena vigencia de las garantías, derechos y libertades constitucionales. Respeto a la propiedad privada y al ámbito propio de las empresas privadas”. En lo económico: “la previsibilidad, estabilidad y formalidad de las reglas de juego, para promover la inversión privada en todas las actividades económicas”, “Reforma tributaria y fiscal a nivel nacional, provincial y municipal que elimine impuestos y otros gravámenes distorsivos y tipos de cambios diferenciales” y “eliminación de los factores que desalientan, restringen o prohíben las exportaciones”. Finalmente, en lo social, el broche de oro: “Y por último, y de suma importancia en este momento, el desarrollo de una política criminal integral para combatir la inseguridad y el narcotráfico”.
De este modo, las coincidencias entre el massismo y los postulados de estos grandes grupos económicos expresan de manera contundente el anhelo de instaurar un proyecto de país que de tanto proponerse en el discurso como postkirchnerista no haría otra cosa en los hechos más que restaurar un Estado neoliberal pre kirchnerista.
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