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Una de las primeras definiciones en materia de política internacional del nuevo gobierno griego tuvo como escenario el Parlamento Europeo en Bruselas, en donde la delegación helénica bloqueó nuevas sanciones a Rusia tras la escalada de violencia en Ucrania. Esto ha dado pie a la presa europea a denunciar que la llegada al poder de la coalición de izquierda representa un “caballo de Troya” de Vladimir Putin dentro de la Unión Europea.
Lo cierto es que el flamante primer ministro griego, Alexis Tsipras, al igual que otros líderes europeos de la izquierda más radical, no ha escondido nunca su postura cercana a Rusia, así como que es favorable a un mayor liderazgo ruso en la geopolítica mundial. Sin embargo, consultado por su opinión acerca de la membresía de su país a la Unión Europea el mandatario comentó “Queremos corregir este marco, no romperlo”, al tiempo que ha indicado: “Es en este marco en el que podemos encontrar una solución común y viable para nuestros ciudadanos, para nuestra perspectiva común”.
En este contexto se mostró «muy optimista» tras sus conversaciones en Bruselas de que están «en el buen camino, en la buena dirección para encontrar un acuerdo viable», dijo Tsipras a la prensa tras reunirse con el presidente del Parlamento Europeo (PE), Martin Schulz.
Más de uno de cada tres griegos (35%) aprobaba en 2014 un mayor liderazgo de Rusia, mientras que solo uno de cada cuatro creía que la Unión Europea debía tener un mayor peso global, según la agencia Gallup. Este porcentaje supone el mayor índice de aprobación de los últimos años a la potencia. El estudio arroja también que con la crisis la aproximación cultural, religiosa y sobre todo económica de los griegos a los rusos se ha incrementado, al tiempo que estos se han alejado de Europa por su gestión de los últimos años.
El pasado verano, en medio del recrudecimiento del conflicto de Ucrania, Moscú decidió prohibir las importaciones de alimentos procedentes de la Unión Europea. En ese momento Grecia resultó exceptuada, siendo una de las grandes beneficiadas de esta respuesta del Kremlin. Significó un soplo de aire fresco para la maltrecha economía nacional, al ver aumentada, esta, un 41 % las exportaciones a Rusia, su principal comprador. Además, Moscú se ha ofrecido como prestamista alternativo de Atenas, cuya relevancia aumenta aún más después de romper Grecia con la troika.
Así las cosas, tras la elección de Syriza, las miradas siguen posadas sobre Grecia. Concentra la atención por su economía, pero también por su política exterior, ya que puede convertirse en una voz disidente en la Unión Europea.
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