Patrimonio y patriotismo

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La jornada del día de hoy tiene un tema preponderante y que acapara todas las miradas: el caso del siglo, los buitres versus la Argentina. Sólo quedan 48 horas para que se venza el plazo establecido para que los bonistas reciban su dinero por los bonos que poseen. A pesar de que Argentina pagó, los fondos se encuentran bloqueados en cuentas de Nueva York y la amenaza del Griefault sobrevuela el país.

En el día de ayer comenzaron a correr rumores de un posible acuerdo. La aparente solución vendría de la mano de un aporte de bancos que abonarían U$S250 millones (en bonos o en efectivo) para entregar una garantía a los buitres, que a cambio pedirían una reposición del stay que permita pagar a los bonistas, descomprimiendo la situación hasta enero de 2015 cuando se retomarían las negociaciones. La operatoria total consistiría en 6 cuotas de U$S250 millones para totalizar los U$S1.500 millones, comprando la totalidad de los fondos judicializados. Los buitres tienen un fallo a favor por U$S1.330 millones, por lo cual son reticentes a aceptar quitas o postergaciones. Por otro lado la Argentina no puede pagar a buitres o holdouts más que a los bonistas reestructurados en 2005 y 2010 o se gatillarían las cláusulas RUFO multiplicando sideralmente los montos de deuda pública.

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¿De dónde surge esta solidaridad repentina de los bancos? Para eso es interesante bucear en el último Informe Sobre Bancos elaborado por el BCRA de mayo de este año.

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Por esta razón, la propuesta presentada por los bancos parece calzar como anillo al dedo. El Estado no puede ser acusado de dar un mejor tratamiento a buitres que a bonistas reestructurados porque no interviene en la operatoria, y de hacerlo solo lo haría luego del primero de enero de 2015, cuando las cláusulas RUFO estarían caducas.

Ahora cabe preguntarse: ¿De dónde surge esta solidaridad repentina de los bancos? Para eso es interesante bucear en el último Informe Sobre Bancos elaborado por el BCRA de mayo de este año. En el mismo se evidencia un secreto a voces: los bancos han sido uno de los grandes ganadores del modelo. Solamente en los últimos 12 meses (mayo 2013 a mayo 2014) acumularon ganancias por $42.376 millones de pesos, durante todo 2013 $29.649 millones y durante el 2012 $20.027 millones. Al extender el período, las ganancias acumuladas entre 2004 y mayo del 2014 ascienden a $136.018 millones. Como se observa su capacidad de acumulación de activos ha sido asombroso.

Pero un dato adicional es que el sistema financiero tiene en su poder títulos de deuda argentina por $152.177 millones, repartidos entre bancos privados nacionales por $42.308 millones, bancos privados extranjeros por $28.644 millones y bancos públicos por $78.379 millones. Es decir, uno de los principales perjudicados si la Argentina cayera en default serían los mismos bancos, debido a que sufrirían un deterioro patrimonial por la desvalorización de los bonos en su poder. Por otro lado se recortarían las ganancias de retraerse la actividad y reducirse el crédito.

Comprender estos dos datos duros es particularmente relevante a la hora de entender este patriotismo espontaneo del sector bancario.

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