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El país se ha convertido nuevamente en centro de atención de la prensa internacional. Luego de realizar exitosamente la mayor reestructuración de deuda de la historia con una quita del 65%, logrando una adhesión del 92.4%, afronta un litigio judicial en la plaza financiera de Nueva York sin precedentes.
Se trata del primer país que tiene la voluntad de pagar, gira los recursos necesarios para el pago, del otro lado hay bonistas que desean cobrar y en el medio un juez que traba toda una operación financiera habitual, común y que se repite cientos de veces en todas partes del mundo. El juez Griesa ha obstaculizado el cobro pese al pago de Argentina al agente fiduciario que se encarga de distribuir este dinero entre los tenedores de bonos, pero tampoco ha tomado la determinación de embargar los fondos pese al fallo del propio juez que lo habilita.
Aún peor, el juez extiende sus fallos por sobre las soberanías nacionales externas. Griesa imposibilita cobrar a europeos tenedores de bonos que incluso están emitidos bajo otra legislación. Así es que iniciaron juicio a Euroclear y Bank of New York (agentes fiduciarios) por la aplicación de la decisión del juez que traba el pago depositado por la Argentina.
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La Argentina viró entonces su estrategia, ya no basada predominantemente en los estrados judiciales, sino en la configuración de un nuevo escenario geopolítico internacional.
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El escenario se presenta complicado por la escasez de tiempo antes de entrar en default, pero también por las consecuencias que podría tener un arreglo “voluntario” con los buitres. En ese marco hay especulaciones de que de avanzar las negociaciones, la intención sea dejar sentado en un fallo que el país no acepta voluntariamente este pago, por lo que no se gatillarían las cláusulas RUFO que obligan al país a hacer extensiva a todos los bonistas cualquier mejora dada a algún acreedor del país. Quedará sin resolver aún los restantes U$S 15.000 que no aceptando el canje estarían en condiciones de seguir los pasos judiciales que hicieron NML y Aurelius.
La Argentina viró entonces su estrategia, ya no basada predominantemente en los estrados judiciales, sino en la configuración de un nuevo escenario geopolítico internacional. En este sentido en un breve período de tiempo logró respaldos de toda América a través de la OEA, el G77 en la ONU, Francia y muchísimos organismos y particulares (entre ellos dos economistas Premio Nóbel). El objetivo es poner en evidencia que este fallo no sólo perjudica al país, sino que pone en jaque a todo el sistema financiero internacional, pero a la vez al capitalismo, debido a que subordinar a la producción a la especulación de más baja estofa implica un severo riesgo a nivel global para todas las naciones soberanas.
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