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El pasado lunes Martín Insaurralde, diputado por el FPV, volvió a pasearse por el programa de televisión más visto de la Argentina: Showmatch. Lo hizo junto a su actual pareja, la modelo Jessica Cirio, y mantuvo una presencia constante de casi una hora (valuada en alrededor de $3.000.000), en que Marcelo Tinelli se dedicaba a jugar con el planeamiento de la boda del diputado.
No es la primera vez que Insaurralde hace este tipo de apariciones, ya lo había hecho en la campaña preelectoral de 2013 (en que se presentaba como pareja de Florencia Peña) con el objetivo de hacerse conocer por la gente, dado que tenía la responsabilidad de encabezar la boleta por el FPV en provincia de Buenos Aires con la dificultad de contar con una escasa popularidad.
De aquel hombre que se presentaba como un luchador sensible, que había vencido la adversidad y cuyo camino estaba signado por una labor política militante junto a la gente en su distrito (Lomas de Zamora) parece quedar poco.
Luego de las elecciones, Insaurralde que venía de presentarse como un kirchnerista convencido, comenzó a mostrar una faceta que recuerda más a la vieja política que a la de un joven que viene a renovarla. No es casual que se multipliquen los coqueteos con Sergio Massa, es que sus perfiles tienden a coincidir. Mediáticos, sin ideas, hacen de la política un ejercicio de marketing permanente, cuando no un Show.
Respecto a las críticas que ha recibido, no faltan las que emparentan la actitud de Insaurralde con la política de los 90’, en que el mercado se había tragado a la política y algunos pregonaban el fin de las ideologías. No puede ser de otra forma, Insaurralde (así como Massa) es hijo dilecto de los 90’, aprendió a hacer política en pleno auge neoliberal.
¿Por qué extrañarse entonces de que Insaurralde se presente en el Show de la política de la mano de una modelo? Bien le sirve para mostrarse como un galán exitoso, siempre dispuesto a salir en defensa de su dama en apuros. Un Gustavo Bermúdez, un Gabriel Corrado de la política. De este modo evita tener que hablar de su trabajo. Hoy podemos decir que conocemos a “Martín”, y eso basta para construir una candidatura.
Veamos una declaración típica de Insaurralde que pinta a la perfección como concibe la política: “No estaría mal hablar de política, pero me parece que hoy la Argentina merece dirigentes que estemos abocados a la solución de los problemas”. Nótese cómo hablar de política sería algo distinto que hablar de la solución de problemas de la gente. Es que Insaurralde parece dedicarse a lo contrario, se invierten los términos y así él se dedica a hablar de solucionarle los problemas a la gente en lugar de ser un dirigente que ejecute políticas que transformen la realidad.
Pero entonces ¿qué hace Martín? La respuesta es: se dedica a la política del Show. Mostrarse en todos los canales que puede, decir un discurso sin el menor contenido, sonreir, repetir “trabajo para solucionar los problemas de la gente” como letanía predilecta, de vez en cuando mencionar que es un hombre de familia, maquillarse, mirar a cámara, salir de vacaciones a destinos de lujo y poco más. Ahora bien el Insaurralde intendente fue continuador de la gestión Rossi, que no hizo más que reformas cosméticas que en poco contribuyeron a cambiar la vida de la gente; por eso no es casual que cada vez que se lo consultó por su gestión sólo pudiera nombrar obras llevadas a cabo por el gobierno nacional.
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