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Las elecciones 2015 no solamente van a producir un recambio en el Poder ejecutivo Nacional, sino que se expresará un nuevo mapa político tanto en la Nación como en las Provincias. Catorce gobernadores no van a poder renovar sus mandatos. Entre ellos se destacan figuras como Scioli, Urribarri, Capitanich, Gioja, Macri y De la Sota, todos lanzados en la carrera presidencial, con mayor o menor expectativa.
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¿Por qué no se puede pensar una confluencia de Sergio Massa con Mauricio Macri, o un acuerdo entre Cobos y Macri? ¿Qué impediría un entendimiento entre UNEN y el PRO?
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El escenario político de cara a la presidenciales del 2015 está atravesado por dos elementos que estimulan a la confluencia del arco opositor. En primer lugar, las próximas elecciones van a expresar un cambio de época en todo el sistema político, tanto opositor como oficialista. En segundo lugar, como consecuencia del primero, se van a ampliar los márgenes de negociación de la oposición. Estos dos puntos pueden llevarnos a pensar que una modificación de las Primarias Abiertas Simultaneas y Obligatorias (PASO) que restrinja la elección a la candidatura de presidente en la elección abierta, dejando el lugar del vicepresidente a una negociación posterior, produce un elemento más que favorecería la confluencia de la oposición.
Las elecciones legislativas 2013 expresaron un claro retroceso del FPV, pero también un elemento que se muestra como continuidad respecto a las legislativas 2009, y es la distribución de las “victorias” de la oposición. Recordemos que en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires ganó el PRO, en la provincia el Frente Renovador, en Córdoba De la Sota, en Santa Fe el FAP-PS, en Mendoza Cobos-UCR, y en el interior se destaca el avance del radicalismo y el resurgimiento de figuras del justicialismo como Das Neves en Chubut y Romero en Salta. Esta dispersión del voto, es un punto a favor del FPV, y a la vez, un desafío para la oposición, que años atrás no supo capitalizar el triunfo en las legislativas y prevaleció la atomización de los dirigentes opositores.
La oposición tiene múltiples elementos que les permite pensar en un escenario de amplia confluencia. Se parte de la premisa de que no existen diferencias sustanciales respecto a un potencial programa de gobierno. Por ejemplo, Felipe Solá fue candidato de Macri (2009) y Massa (2013); Ricardo Alfonsín tuvo como candidato a gobernador en el año 2011 a De Narváez, y dos años después fue candidato a diputado nacional por el FAP.
Del análisis surge el interrogante inicial, ¿qué imposibilita pensar una condensación de toda la oposición en una o dos listas? ¿Por qué no podemos pensar que la foto que recientemente mostraron al público Cobos y Macri no podría conllevar a una fórmula conjunta que arrastre a la totalidad de la UCR? ¿Por qué no pensar que Macri y Massa podrían zanjar sus diferencias en las PASO? El ejemplo de UNEN fue por demás positivo y podría marcar un rumbo para la oposición.
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