El recuerdo de Néstor Kirchner suele emocionar muchos e incomodar a otros. Lo cierto es que la evocación del hombre que supo torcer el destino de la Nación (si es que se lo puede llamar destino) hacen imposible para los más reacios al kirchnerismo negar el fenómeno que el ex presidente significa para la memoria colectiva. A casi 5 años de su muerte, permanece presente en la épica militante como un legado del que sentirse orgulloso. Néstor Kirchner se reconoció aquel 25 de mayo de 2003 como parte de una generación diezmada y se convirtió en el hombre que vino a motivar a toda una generación desesperanzada.
A doce años de aquel discurso en el Congreso de la Nación, no hay ni una sola línea en la que Néstor no haya dicho todo lo que en definitiva hizo. La política, luego de años de haber estado desacreditada producto de parte de la dirigencia de la época y de los medios de comunicación masiva que históricamente se regocijan menospreciándola y vilipendiándola, volvía al centro de la escena. El discurso salía de las meras palabras puestas en papel y se llevaba a la práctica concreta.
De la misma manera en la que Néstor Kirchner aborrecía el ceremonial y protocolo – abundan las anécdotas en las que el ex presidente escapaba de este tipo de formalidades – le molestaban las palabras que no se convertían en realidad, el palabrerío y el acartonamiento. Su compromiso político era con el pueblo argentino, con la patria.
El amor hacia el otro es una batalla ganada por el kirchnerismo. Llevar a la política a la esfera de los hechos concretos para asegurar un conjunto de derechos avasallados durante el neoliberalismo se convierte en una realidad que no puede ser entendida de otra manera que como amor al prójimo.
Néstor Kirchner el 4 de enero de 2004 va a Villa Palito en La Matanza para la firma de un convenio con cooperativas de trabajo que tenía por objeto la construcción de 300 casas en el barrio. Allí, Néstor da un discurso corto, pero que encierra en sí mismo mucho de la voluntad política de este hombre. “El gobierno nacional pone lo que haya que poner para generar trabajo” y agrega “juntos el estado y la gente para tener un estado promotor y presencial”. Néstor finaliza diciendo “sólo les pido ayuda, yo voy al frente”. Néstor sabía que la reconstrucción de un Estado presente era una demanda urgente y con coraje iba a afrontar lo que sea necesario para volvernos a sentir orgullosos de esta patria y a recuperar lo nuestro. Sólo pidió ayuda, él fue al frente y lo consiguió.